El acoso escolar sigue siendo una lacra en los centros educativos españoles. Según el V Estudio sobre la percepción del bullying en la sociedad española, que cuenta con la opinión de 1.732 menores, padres y docentes, presentado este miércoles por Totto y Educar es Todo, el 24,7% de los niños de entre 5 y 18 años afirma haber sido víctima de bullying, lo que representa un aumento preocupante respecto al año anterior.
Esta cifra alarmante, que equivale a prácticamente uno de cada cuatro menores, exige una reflexión profunda y la puesta en marcha de medidas efectivas para combatir este grave problema. La prevención, la detección temprana y la intervención son claves para proteger a nuestros hijos y construir un entorno escolar seguro y respetuoso.
El papel de padres, profesores e instituciones en la lucha contra el bullying
La responsabilidad en la lucha contra el acoso escolar es compartida. Si bien los padres consideran mayoritariamente que la educación en casa es fundamental para prevenir el bullying, tanto docentes como progenitores coinciden en señalar la importancia de una implicación conjunta. Establecer protocolos claros de actuación, fomentar el diálogo y comprender las causas subyacentes del comportamiento de los acosadores son algunas de las medidas propuestas por los expertos.
Priorizar estrategias preventivas y concienciar al alumnado sobre las consecuencias del acoso son también aspectos fundamentales para erradicar esta problemática. La implicación activa de las instituciones educativas es esencial para proporcionar el apoyo necesario a las víctimas y aplicar las medidas correctivas pertinentes.
La tecnología y el ciberacoso: un nuevo desafío
La irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) ha generado nuevas inquietudes en relación con el ciberacoso. La facilidad de acceso a esta tecnología y la posibilidad de un uso indebido preocupan a padres y docentes. Más del 60% de los padres y el 70% del profesorado expresan su temor ante el potencial de la IA para agravar el ciberacoso. E
l uso de la IA generativa sin supervisión por parte de los menores, como indican algunos estudios, añade otra capa de complejidad a este desafío. La formación y la educación digital se presentan como herramientas cruciales para un uso responsable de la tecnología y para prevenir nuevas formas de acoso en el entorno digital.