Los resultados de la reciente Encuesta Financiera de las Familias publicada por el Banco de España ponen de nuevo el foco en la complicada situación de los jóvenes en España. Según la institución, las personas menores de 40 año acumulan cada vez manos riqueza, pues la riqueza neta de los hogares, que incluye no solo los ingresos en la cuenta, sino los activos y las propiedades de los ciudadanos. En ese promedio, este bloque de edad acumula una media de 144.000 euros, mientras que los mayores de 60 superan los 350.000 euros y en el caso de mayores de 80 supera los 400.000.
El dato no es más que otro recordatorio de lo difícil que es ser un joven en España. Es que a pesar de los titulares preocupados por el empleo senior o por los jubilados, el desempleo de menores de 25 años es mucho mayor y los datos apuntan a que para los trabajadores menores de 40 años acceder a una vivienda en la crisis actual es mucho más complicado que para los jubilados.
Además, esta disminución en la riqueza se traduce también en un menor porcentaje de menores de 40 que han intentado acercarse a la bolsa, y además se ha traducido en problemas en cuanto al pago de deudas por adquirir una vivienda y en el aumento del consumo en ocio o alimentos, venido de la percepción de que es imposible ahorrar en esta situación. Es una suma de factores que castigas sobre todo a los millennials, que sienten en sus bolsillos en efecto de dos crisis, la de la nunca resuelta crisis de 2008 y la que todavía enfrenta Europa disparada por la pandemia y extendida por la invasión rusa en Ucrania.
En cualquier caso, la realidad es que los jóvenes siguen sin poderse montar en la «moto» de la economía española. A pesar de los deseos del Presidente de Gobierno y de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, los datos señalan no solo que hay un problema económico evidente, que sobre todo se evidencia en las dificultades de los jóvenes para independizarse, y que según los datos del Banco de España se ha hecho más difícil año a año.
Es cierto que la situación no es igual en todos los hogares. «La riqueza neta mediana cayó de forma importante para los hogares de las dos quintillas inferiores de la renta (15,4% y 10,9%, respectivamente), para aquellos con cabeza de familia menor de 35 años (de 27.000 € a 20.000 €), para los hogares cuyo cabeza de familia era empleado por cuenta ajena (9,7%) y para aquellos cuyo cabeza de familia no tenía estudios universitarios», asegura el Banco de España.
Por situación laboral, destaca también la continuidad en la tendencia decreciente que desde 2005 registra el valor mediano de la riqueza neta en aquellos hogares cuyo cabeza de familia era trabajador por cuenta propia (el cual ha pasado de 503.840 € a 236.500 €, lo que implica una reducción acumulada de casi el 50%)», explica el informe.
UN PROBLEMA QUE CONFIRMA TAMBIÉN LA ENCUESTA DEL CIS
Pero la realidad es que el Banco de España no es la única institución que ha señalado los problemas económicos de los jóvenes. A la par que señalan al PSOE como favorito en una eventual elección en el CIS ponen la situación económica como el segundo problema más importante para los españoles, solo superado por la migración, y justo detrás hay dos problemas derivados: La vivienda y el Paro. En esa situación es complicado evitar que problemas históricos de España como la fuga de cerebros se repitan.
En cualquier caso, la realidad es difícil de esconder, sobre todo si incluso las instituciones del estado confirman no solo la preocupación de los ciudadanos, sino también los datos negativos alrededor de su situación. De momento es complicado adivinar el futuro inmediato de las medidas aplicadas, pero lo que es evidente es que si bien hay preocupación por los jubilados del futuro, los actuales no son los que están enfrentando la peor parte de la crisis actual en España.
NO TODOS LOS DATOS DEL BANCO DE ESPAÑA SON NEGATIVOS
Pero al menos el Banco de España ve algunos datos positivos en el informe. «En los primeros meses de 2023 se observó una cierta mejoría de la actividad, con un aumento intertrimestral del PIB del 0,5%, frente al crecimiento nulo de la zona euro. A lo largo del año, la actividad económica se vio impulsada por la disminución de las presiones inflacionistas, el final de las alteraciones en las cadenas de aprovisionamiento global y la continuación tanto de la ejecución de los fondos vinculados al programa NGEU (aprobado en junio de 2020) como de las medidas de apoyo frente a la crisis energética. En sentido contrario, cabe citar el impacto creciente del endurecimiento sostenido de la política monetaria», explica el texto.