En el corazón del Valle de Ezcabarte, Navarra, se encuentra Orrio, un pintoresco pueblo que ha sabido mantener viva una de sus tradiciones más entrañables: el cuidado de su antiguo reloj de torre. Este reloj, que data de 1780, ha marcado las horas de la comunidad durante más de 244 años, gracias al compromiso y esfuerzo de sus vecinos. Cada día, un grupo de ciudadanos se turna para darle cuerda, manteniendo así un patrimonio que une y enorgullece a todos.
1Un patrimonio histórico en funcionamiento
El reloj de la iglesia de Orrio es considerado uno de los relojes mecánicos más antiguos en funcionamiento en el estado español. Desde su instalación, ha sido un testigo silencioso de la vida del pueblo, marcando el ritmo diario de sus habitantes. Este reloj mecánico tiene una autonomía de 28 a 30 horas, lo que implica que requiere ser dado cuerda cada día. Este es un trabajo en equipo, donde diez vecinos se organizan para asegurarse de que el reloj siga marcando la hora con precisión.
La dedicación a este reloj va más allá de la mecánica; representa un vínculo emocional con la historia del pueblo y su identidad. Los vecinos no solo se turnan para darle cuerda, sino que también comparten relatos y anécdotas sobre el reloj, transmitiendo así una rica herencia cultural a las nuevas generaciones.