La artista bilbaína Lucía Vallejo inauguró el pasado viernes en el Conservatorio Benedetto Marcello de Venecia su exposición Sinfonia Barocca, una muestra que promete romper barreras no solo geográficas sino también artísticas. Bajo la curaduría de Hervé Mikaeloff, reconocido comisario del grupo Louis Vuitton Moët Hennessy (LVMH), la exposición estará abierta hasta el 23 de noviembre, en la recta final de la Bienal de Venecia.
Vallejo, una artista multidisciplinar cuyo trabajo se caracteriza por la interacción entre pintura y escultura, define esta exposición como un diálogo profundo entre culturas y disciplinas. No hay barreras entre África y Europa, entre Bohemia y Venecia, ni entre la pintura y la escultura», señala la artista. El barroco, estilo que Vallejo ha estudiado y en el que encuentra su inspiración, no solo evoca el dramatismo y la opulencia de la época, sino también emociones crudas y profundas que la artista explora en sus obras.
Uno de los puntos más destacados de Sinfonia Barocca es su capacidad para activar los sentidos del visitante de múltiples maneras. No solo será un placer visual, con lienzos dorados y esculturas de vidrio hechas a mano en los talleres de Murano, sino que también contará con un componente olfativo y musical. Las fragancias, diseñadas específicamente para la muestra por el renombrado perfumista Yann Vasnier (autor de fragancias de Tom Ford), evocan el barroco europeo y la esencia de África. Estas fragancias, junto con la música interpretada por los estudiantes del conservatorio y las proyecciones de danza, completarán una experiencia sensorial total.
El diálogo cultural también estará presente en la obra El Alma de África, una escultura de vidrio creada con tejidos de ropa quemada de jóvenes encarcelados en Liberia. Esta pieza no solo alude a las condiciones inhumanas en las que viven los prisioneros, sino que también conecta con el tema de la Bienal de este año, Stranieri Ovunque (Extranjeros por todas partes). Vallejo utiliza esta obra como una metáfora de la integración multirracial, reflejada en la fusión de las fragancias africanas y barrocas, lo que simboliza la unión de todas las razas humanas en una misma alma.
Hervé Mikaeloff, impresionado por la capacidad técnica y conceptual de Vallejo, destacó su habilidad única para incorporar textiles en sus esculturas de vidrio, creando instalaciones que trascienden los límites tradicionales del arte. «Sus obras tienen algo muy coreográfico», comenta el comisario, señalando cómo las piezas parecen moverse y dialogar con el espectador.
El Conservatorio Benedetto Marcello, ubicado en el histórico Palazzo Pisani Moretta, se convierte así en el escenario ideal para esta muestra que une la historia de Venecia con la visión contemporánea de una artista que ha sido exhibida en instituciones de prestigio internacional, como la Fundación Coca Cola, y cuyas obras forman parte de importantes colecciones privadas.
Con Sinfonia Barocca, Lucía Vallejo reafirma su compromiso de explorar y transgredir los límites del arte, creando una experiencia inmersiva que invita al espectador a sentir, reflexionar y, sobre todo, a conectar con una visión global y sin fronteras.