En la recta final de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, Kamala Harris y Donald Trump están luchando por atraer el voto latino, un bloque crucial que podría definir el resultado en varios estados clave como Arizona, Nevada y Pensilvania.
Harris está enfocando su campaña en políticas económicas y sociales dirigidas especialmente a los latinos. Propone aumentar el acceso a programas de formación profesional y reducir los requisitos de título universitario para ciertos empleos en el gobierno. Además, busca aumentar los fondos para los bancos comunitarios que apoyen a las pequeñas empresas latinas, facilitando el acceso a capital y crédito. Harris promete también créditos de hasta 50.000 dólares para nuevos empresarios latinos, subrayando su compromiso con el crecimiento económico de esta comunidad.
Trump, por su parte, apela a su historial como empresario, argumentando que sus políticas económicas en su anterior mandato beneficiaron más a los latinos. Su enfoque se centra en resaltar la capacidad emprendedora de los hispanos, pero también mantiene posturas rígidas sobre la inmigración, abogando por la deportación masiva de inmigrantes irregulares. En sus eventos, como en Doral, Florida, ha intentado reforzar la idea de que bajo su gobierno, la comunidad latina prosperó más económicamente que bajo la administración Biden.
La economía es el tema dominante entre los votantes latinos. Aunque las encuestas favorecen a Harris, Trump supera a la vicepresidenta en cuanto a la percepción de su manejo de la inflación y el control de precios, temas que preocupan profundamente a los hogares latinos afectados por la subida del costo de vida. Aunque Harris destaca los logros en desempleo y crecimiento de la clase media latina, los republicanos apelan a la nostalgia económica de los tiempos de Trump, especialmente en un contexto de inflación. Con un electorado latino cada vez más dinámico y diverso, estas últimas semanas serán decisivas para definir quién logrará captar su apoyo final.
La influencia del voto católico en la contienda electoral estadounidense
El voto católico ha adquirido un papel protagónico en la contienda electoral de EE. UU., especialmente en estados clave como Pensilvania, Michigan y Wisconsin, donde el voto de esta comunidad podría decidir la elección presidencial. Donald Trump y Kamala Harris han adaptado sus discursos para captar este segmento crucial, que representa un 22% de la población estadounidense. Según encuestas recientes, Trump lidera entre los votantes católicos en varios estados indecisos, obteniendo una ventaja significativa en lugares como Michigan (53% contra el 41% de Harris) y Wisconsin (57% frente al 39%).
Los candidatos no solo apelan a los valores morales y religiosos de los católicos, sino que también destacan su fe en eventos públicos. Trump ha sido particularmente vocal sobre su fe cristiana, llegando a mostrar una cruz de madera que le regalaron durante un evento en Carolina del Norte, mientras que Harris ha buscado atraer el voto católico hispano, que es mayoritariamente demócrata. Según los datos, el 65% de los católicos hispanos apoya a Harris, lo que contrasta con el 61% de los católicos blancos que respaldan a Trump.
La división del voto católico también refleja diferencias socioeconómicas. Los votantes católicos blancos tienden a priorizar temas como los impuestos y la moral conservadora, alineándose con las políticas republicanas, mientras que los católicos hispanos, más centrados en la agenda social, favorecen a los demócratas. Este desequilibrio podría ser clave para determinar quién se llevará los votos en estados como Pensilvania, donde Harris lidera por un estrecho margen del 49% frente al 48% de Trump, y donde muchos analistas coinciden en que la victoria podría definir al próximo presidente.
Bill Gates y Elon Musk: cómo los titanes de la tecnología impulsan la campaña electoral en EE. UU.
Bill Gates y Elon Musk están ejerciendo una influencia significativa en la campaña electoral de Estados Unidos mediante donaciones estratégicas a los candidatos presidenciales. Bill Gates, cofundador de Microsoft, ha aportado 50 millones de dólares de manera discreta a la campaña de Kamala Harris, priorizando su visión sobre temas clave como la atención médica y la lucha contra el cambio climático. A través de su fundación, Gates ha dejado claro que su apoyo se debe a las preocupaciones sobre los posibles recortes en programas de salud global si Donald Trump regresa al poder.
Por otro lado, Elon Musk, ferviente partidario de Trump, ha adoptado un enfoque mucho más abierto y controvertido en su apoyo al expresidente republicano. Musk ha prometido donar un millón de dólares diarios a votantes registrados en estados clave a través de un sorteo promovido por el «America PAC». Aunque algunos expertos han señalado que esta estrategia podría ser ilegal por parecer una compra de votos, Musk sigue decidido a apoyar activamente la candidatura de Trump.
Tanto Gates como Musk están utilizando su poder financiero para influir en las políticas del país, respaldando a los candidatos que reflejan sus intereses y visiones. Mientras Gates busca promover el bienestar social y la sostenibilidad, Musk se centra en la libertad de expresión y los derechos de posesión de armas. A través de sus contribuciones, estos magnates de la tecnología están moldeando el futuro político de Estados Unidos.
Los Premios Nobel de Economía se suman al debate: respaldo al plan de Harris
Un grupo de 23 economistas galardonados con el Premio Nobel ha decidido expresar su respaldo al plan económico de Kamala Harris, candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos. Estos prestigiosos expertos, entre ellos figuras como Daron Acemoglu, Simon Johnson, Joseph Stiglitz y George Akerlof, destacan que las propuestas de Harris están orientadas a fortalecer la clase media, promover el emprendimiento y mejorar la competitividad del país. Para los economistas, estas políticas impulsarán la sostenibilidad, la resiliencia y la creación de empleos, beneficiando directamente a la economía estadounidense.
Los economistas galardonados han elogiado el enfoque de Harris hacia una política fiscal que busca mejorar la equidad social y económica. Señalan que su plan económico no solo incrementará la inversión en sectores clave como la salud y la educación, sino que también garantizará un crecimiento inclusivo a largo plazo. La candidata demócrata ha enfatizado la importancia de reducir la desigualdad mediante reformas tributarias que aseguren que las corporaciones y los más ricos contribuyan de manera justa al desarrollo del país.
En contraste, los Premios Nobel han criticado duramente las propuestas de Donald Trump, calificando su agenda de «contraproducente». En particular, los expertos cuestionan los altos aranceles impuestos por Trump a aliados estratégicos y sus recortes fiscales regresivos, que, según afirman, aumentarán la desigualdad y los déficits fiscales. Además, destacan que la incertidumbre económica y política generada por Trump amenaza el crecimiento a largo plazo del país.