‘El bueno, el feo y el malo’, cuando el mejor ‘spaghetti western’ de la historia fue rodado en España

Los años sesenta fueron una revolución dentro de uno de los géneros cinematográficos por excelencia, el western. Ese cambio vino principalmente por la aparición del subgénero del spaghetti western, que recibe ese nombre porque la mayoría de las producciones de este tipo eran italianas. Y la mejor de la historia de todas, para los críticos de cine, es una obra de Sergio Leone: ‘El bueno, el feo y el malo’, que fue rodada entre Almería y Burgos.

Este nuevo estilo de hacer películas del Oeste fue un cambio en el concepto de este género. En él no había lugar para las estrellas clásicas de Hollywood. Los actores rutilantes como John Wayne dieron paso a tipos de piel curtida, dientes amarillos y ropas sucias. Con decorados llenos de polvo, calurosos y que desprendían mal olor.

Era un cine sin apenas papeles femeninos, sin lugar al romanticismo y con una violencia extrema que se ajustó, de alguna forma, mejor a la realidad histórica de aquellos días en la expansión de Estados Unidos. El padre de todo esto, es el ya citado director italiano Sergio Leone, que es el cineasta que da y crea la identidad de este subgénero.

El propio director italiano es el creador de una de las más famosas trilogías del cine de acción que se enmarcan dentro de este tipo de hacer cine. La trilogía del dólar, que así se llama, es una serie de tres películas italianas sin relación entre sí de la década de 1960 protagonizadas por el actor Clint Eastwood, al que lanzan a la estrellato, y con música del compositor Ennio Morricone.

Los títulos de la trilogía de Leone son: ‘Por un puñado de dólares’ (1964), ‘La muerte tenía un precio’ (1965) y ‘El bueno, el feo y el malo (1966). Está última es considerada la mejor obra de la trilogía de la historia del spaghetti western. Todas tienen en común un argumento similar. Una serie de personajes motivados para conseguir unas cantidades de dinero. Todas, como ya hemos comentado, protagonizadas por Clint Eastwood.

Imagen De Archivo De Clint Eastwood Y Eli Wallach Durante El Rodaje De 'El Bueno, El Feo Y El Malo'.
Imagen de archivo de Clint Eastwood y Eli Wallach durante el rodaje de ‘El bueno, el feo y el malo’.

Un Eastwood el que utilizó el mismo sombrero y poncho para todos los filmes, como curiosidad de la trilogía. Además, el actor norteamericano siempre aparecía con los ojos semicerrados, barba de tres días y fumando. Un papel en el que nunca aparecía su nombre, por ejemplo en ‘El bueno, el feo y el malo’ era conocido como el Rubio. Un personaje que transmitía una gran capacidad de observación y seguridad en sus acciones.

Algo que contrastaba con el coprotagonista Tuco, protagonizado por Elli Wallace, que hacía de bandido mexicano socio de el Rubio, pero que al contrario del estoicismo demostrado por el papel de Eastwood, Tuco era un hombre extremadamente alterado, enérgico y explosivo. El tercero en discordia es el papel de Sentencia como el malo, interpretado por uno de los mejores malos de la historia Lee Van Cliff.

Con estos personajes Leone construye una historia que transcurre en la Guerra de Secesión americana. Allí, los tres pistoleros buscan con ahínco un tesoro sin importar a quien tengan que matar para conseguirlo. El escenario es el árido desierto de Nuevo México, aunque en realidad es la Sierra de Burgos y Almería donde se rueda el filme.

LA IMPORTANCIA DE LA MÚSICA

Junto a los cercanos primeros planos, los largos silencios y los estallidos desmedidos de violencia hay que reseñar otro elemento importante. La música, que en el caso de Leone casi siempre corre a cargo de Ennio Morricone. Una música que metió nuevos cánones en el género del western, como la guitarra el eléctrica, el órgano, silbidos o estruendos que pasan a formar parte importante del guion de las películas.

Para esto, Sergio Leone amolda el guion a la música con un truco sencillo, mandar a Morricone componer la banda sonora de la película antes de hacer el guion de la misma. De esta forma la música y el guion van de la mano, hasta en muchos casos la propia música sustituye a las palabra con una tremenda efectividad y capacidad del ritmo. Acoplar las imágenes a la música, viejo truco italiano que se convierte en clave de ‘El bueno, el feo y el malo’ .

Duelo En Sad Hill
Duelo en Sad Hill

Además, esa importancia de al imagen se redobla por la Torre de Babel que era el rodaje. Francés, español, inglés, italiano y alemán se intercalaban en los días de trabajo. El método fue que cada uno dijese números al hablar, luego ya serían doblados. Leone tenía claro las escenas y optó por este método del doblaje posterior.

En el film, además de numerosos extras españoles, tuvo ayuda de Franco que puso a disposición de Leone una compañía compuesta por 1.500 soldados del ejército español. Ellos sirvieron para rodar la escena de la batalla en el puente entre unionistas y confederados. Además, esos mismos militares construyeron dos veces el puente que se recrea en esa batalla y 250 zapadores cavaron las tumbas del mítico Cementerio de Sad Hill.

En este cementerio se rueda la escena final de una forma novedosa. Un duelo triangular con largos silencios que aportan gran dramatismo a la escena. Cabe recordar que todos los duelos eran siempre a dos bandas y frontales y este es a tres y circular. Una escena que está considerada entre las mejores de la historia del cine. Una opinión que comparte el mismo Quentin Tarantino que la utilizo para sus películas ‘Reservoir Dogs’ y ‘Malditos bastardos’.