Enclavado en la provincia de Girona, Castellfollit de la Roca es un pequeño pueblo que parece desafiar la gravedad. Situado en un risco de basalto volcánico que se alza sobre el río Fluvià, este pintoresco enclave es uno de esos secretos ocultos de Cataluña que deja sin palabras a quienes lo visitan por primera vez. A medio camino entre las montañas y los campos de cultivo, el pueblo, con su arquitectura medieval y sus vistas sobre el abismo, ofrece una experiencia única para los viajeros.
2Un paisaje impresionante desde las alturas
El rasgo más característico de Castellfollit de la Roca es, sin duda, su ubicación. El pueblo está erguido sobre un risco de basalto, una formación geológica resultado de las erupciones volcánicas que ocurrieron en la región hace unos 10 millones de años. Este riscal se forma por columnas de basalto que se destacan en vertical, creando un acantilado natural que se eleva hasta 50 metros sobre el río Fluvià.
Desde cualquier punto del pueblo, las vistas son espectaculares. El contraste entre el verde de los campos y el gris oscuro de las formaciones rocosas es un espectáculo visual que invita a detenerse y apreciar la naturaleza. A pesar de su tamaño diminuto, Castellfollit de la Roca se puede ver a lo lejos por su posición elevada, y su silueta parece salir directamente de una pintura de paisajes. Desde los miradores situados en los alrededores, es posible disfrutar de vistas panorámicas que muestran la majestuosidad del entorno, que incluye valles, ríos y montañas que envuelven el municipio en un paisaje casi idílico.
