Cáritas Madrid advierte de que una de cada tres personas sin hogar es menor de 30 años

El sinhogarismo en España se agrava, con un aumento alarmante de personas menores de 30 años en esta situación. Cáritas Madrid alerta sobre esta preocupante tendencia, que ha visto crecer el porcentaje de jóvenes sin hogar del 10% al 30% en los últimos años. Esta realidad, lejos de ser un problema marginal, afecta a personas con alto nivel de formación y pone de manifiesto la fragilidad del sistema ante situaciones como la pérdida de empleo, la crisis económica o la falta de acceso a una vivienda digna.

Jóvenes sin hogar

La Campaña de Personas sin Hogar 2024, bajo el lema «Caminemos juntos», busca visibilizar esta problemática y sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad de garantizar el derecho fundamental a una vivienda. La precariedad laboral, la falta de redes de apoyo y los problemas de salud mental son algunos de los factores que contribuyen a esta situación, que afecta a personas de todas las edades y procedencias. En el caso de los jóvenes, esta realidad trunca sus expectativas de futuro y les condena a la exclusión social.

FACIAM, la Federación de Asociaciones y Centros de Ayuda a Marginados, exige medidas urgentes como el aumento de la vivienda social protegida, alquileres accesibles, formación laboral y facilidades para la regularización administrativa de las personas migrantes. La dignidad de toda persona pasa por tener un hogar seguro, y es responsabilidad de todos construir una sociedad que garantice este derecho fundamental.

Testimonios de superación

Las historias de quienes han experimentado el sinhogarismo en primera persona ponen rostro a las cifras y revelan la complejidad de esta realidad. Luisana, una joven venezolana de 34 años, llegó a España buscando un futuro mejor y se vio abocada a la calle tras verse afectada por la crisis socioeconómica. Su testimonio refleja la vulnerabilidad de las personas migrantes ante la exclusión social.

Luis, de 59 años, pasó cuatro años durmiendo en la calle antes de encontrar la ayuda que necesitaba para reconstruir su vida. Su experiencia demuestra que el sinhogarismo no es una condena irreversible, sino una situación de la que es posible salir con el apoyo adecuado. Joysse, una mujer peruana de 45 años, encontró estabilidad laboral en el sector de la limpieza tras una larga temporada de precariedad.