La lluvia, que lleva presente varios días en buena parte de nuestro país, es uno de los peligros más a vigilar cuando nos encontramos en carretera, y la DGT ha querido dar una serie de avisos para ello, como veremos.
Porque todos los conductores saben cómo tienen que actuar al volante cuando llega el mal tiempo, pero muchos de ellos olvidan una revisión clave para evitar que un día de lluvia se convierta en una peligrosa trampa.
Según la Dirección General de Tráfico (DGT), con lluvia el riesgo de sufrir un accidente aumenta hasta un 70%. Razón por la que nos recuerdan que debemos evitar las maniobras bruscas, adecuar la velocidad y ampliar la distancia de seguridad. Así, hay tres normas básicas a las que se une una verificación fundamental, que adquiere una especial importancia en los meses más fríos del año.
LA LLUVIA, UNA PELIGROSA TRAMPA
«El agua, como todos los líquidos, no se puede comprimir, por lo que, si hay un cúmulo de agua en la carretera y circulamos a más velocidad de la debida, mayor será la presión ejercida sobre dicha masa de agua y, en lugar de pasar por el charco permitiendo que los surcos de los neumáticos evacuen el agua acumulada y mantengan la huella de contacto, pasaremos por encima entrando en deslizamiento», dicen desde el organismo vial.
Es importante remarcar que, para perder el control total del vehículo, la mayor parte de la pisada y de todos los neumáticos debería perder el contacto con la carretera. En la mayoría de los casos este fenómeno ocurre de forma parcial, y los vehículos equipados con Control de Estabilidad son capaces de corregir y adecuar la velocidad de giro de las ruedas”, explican.
LA DGT PONE SU ATENCIÓN EN EL TEMIDO AQUAPLANING
Con el comienzo el otoño y, sobre todo, antes de la llegada del invierno, la DGT aconseja revisar los neumáticos para comprobar que están en buen estado. Son el elemento de seguridad más importante de tu coche porque es el único punto de contacto con el asfalto. Euromaster apunta que, en invierno, su mal estado es la causa del 30% de los accidentes que se producen.
¿Qué es lo primero que tenemos que verificar? La banda de rodadura o dibujo del neumático: es la encargada de aportar la adherencia adecuada al coche… siempre y cuando esté en buen estado. Recuerda que, por norma, la profundidad mínima es de 1,6 milímetros, aunque los expertos recomiendan que no baje de los dos milímetros.
Un desgaste excesivo puede dar lugar a un incidente porque si la banda de rodadura no tiene la profundidad adecuada, cuando circulemos con lluvia, no podrá expulsarla por los laterales. Esto puede provocar que el coche patine o que sufra aquaplaning: el agua pasa por debajo de la rueda, como si fuera una cuña, y pierde agarre. Si notas que el coche flota, levanta el pie del acelerador y sujetar el volante con fuerza para que las ruedas sigan expulsando agua mientras se aminora la velocidad y ganan tracción.
LA PRESIÓN Y LOS NEUMÁTICOS
Un parámetro que debemos revisar cuando hay lluvia es la presión de los neumáticos, si nuestro coche no va equipado con unos compuestos de invierno o unos ‘all-season’.
La DGT recomienda llevar la presión recomendada por el fabricante, pero la Dirección General de Tráfico aconseja incrementarla entre 0.4 y 0.7 bares para reducir el riesgo de aquaplaning.
AUMENTA LA DISTANCIA DE SEGURIDAD
Este consejo es básico para evitar accidentes en días lluviosos: aumentar la distancia de seguridad nos dará más tiempo de reacción ante imprevistos y reducirá el agua en suspensión que levanta el vehículo que llevamos por delante.
Así el coche tardará más en frenar: según la DGT, varios estudios concluyen que la diferencia entre frenar en asfalto seco a 90 km/h y hacerlo con sobre mojado es de 32 metros más.