Ya hace años que los discos de vinilo se han vuelto el principal formato físico en el que se consume música, pero este año en Estados Unidos ha sonado una alarma que puede preocupar a toda la industria. Es que las ventas del formato han caído un 33%, aunque sigue superando cómodamente al CD y el casete en el mercado del formato físico.
El problema no es de falta de interés en el formato, sino que es un aviso a todo el mercado relacionado con la cultura y el ocio. Los datos inflacionarios del país norteamericano ha tenido un efecto directo en las ventas de discos, difíciles de justificar como gasto necesario en una situación de crisis. Es que el precio de los discos ha ido subiendo y cuando hace unos años rondaba los 20 dólares hoy el promedio alcanza los 40 o 50, y lo mismo ha ocurrido en España con los discos importados, aunque los de producción local mantienen su precio alrededor de los 20 euros, aunque algunos casos pueden salir del promedio radicalmente.
En cualquier caso es una situación que no pueden controlar desde el sector musical. Es que la realidad de la situación inflacionaria española no es menos delicada que la americana. Aunque el IPC se ha ido moderando en los últimos meses, la comida sigue siendo donde más notan los españoles el efecto en su bolsillo, y esto antes o después afectara las ventas en otros sectores.
LAS VENTAS DE VINILO SON MÁS ATRACTIVAS PARA LOS ARTISTAS QUE EL STREAMING
Para la industria musical no es un dato secundario. Es que los ingresos generados por la venta de discos y mercancías son más importantes para los artistas, sobre todo aquellos que todavía están en proceso de crecimiento, que los del streaming. Es que aunque la presencia en servicios como Spotify, Apple Music o Amazon Prime Music es importante en la práctica, el ingreso por reproducciones es demasiado bajo para servir que un artista capaz de llenar una Riviera, o incluso un WiZink Center, pueda vivir solo de las mismas.
Eso hace de los discos de vinilo un bálsamo importante, sobre todo en el mercado del rock nacional y de la música independientes, de hecho entre los cinco discos más vendidos este formato en España se encuentran dos discos del género producidos en el país, ‘Cowboys de la A3’ de Arde Bogotá y ‘Nueva Sinfonía Sobre el Caos’ de Leon Benavente y aunque no entran en el top 5 el puesto 6 lo ocupa el relanzamiento de ‘La Ley Innata’ de Extremoduro y ‘Motel’ de Paula Koops.
Pero no son solo artistas de géneros alternativos. En los últimos años, figuras como Taylor Swift, Karol G o Billie Eilish han puesto un especial cuidado a sus lanzamientos en formato físico, pues saben que aunque no todo el que los escuche por streaming comprara el disco es también una pieza importante de la experiencia para sus fanáticos más leales, y cada uno de los discos que se vendan del sector son también más atractivos económicamente que una reproducción completa del disco en Spotify o servicios similares.
LAS TIENDAS DEL SECTOR TAMBIÉN PUEDEN SUFRIR
El otro problema del sector lo tendrían las tiendas de discos que se han hecho comunes en las grandes ciudades. Es que aunque cuando el mercado se energizó hace unos años, la mayoría de los compradores se acercaban a las tiendas de barrio, las grandes superficies como el FNAC o el Corte Inglés, y los marketplaces digitales como Amazon empiezan a ocupar una parte importante del mercado. Estas empresas tienen el tamaño suficiente, y está lo suficientemente diversificadas, para encajar un golpe a este sector, pero no ocurre lo mismo con las tiendas urbanas, ni en Estados Unidos ni en España.
A esta realidad se suma lo imposible que es competir con el streaming de cara al usuario. Aunque los artistas comenten y se quejen al hablar del tema, es inviable competir en precio con las aplicaciones en las que mayoría consume música en la actualidad. Lo cierto es que sumada la burbuja que se está creando en el mundo de la música en vivo, todo apunta a que el buen momento del mercado musical pospandemia está por terminar.