Samu Omorodion, con tan solo 20 años de edad, salió de las filas del Atlético de Madrid en el mercado de verano pasado rumbo al Porto, de la liga de Portugal. En gran parte, esta decisión de los rojiblancos de dejar ir a esta joya ha generado muchas reacciones en la hinchada, que ahora cuestiona este movimiento de manera notable. Y es que el futbolista español, que juega como delantero, ha encajado bien en su nuevo destino, donde firmó contrato hasta el año 2029. Ahora, los del Civitas Metropolitano ven cómo un jugador al que dejaron ir está destacando en otras tierras.
Lo cierto es que la situación en el club colchonero no es la mejor. Los últimos resultados no han sido favorables, y la dura derrota en Champions, por goleada ante el Benfica, ha puesto patas arriba a un proyecto que tiene mucho para dar, pero que, desde el punto de vista estratégico, está dejando mucho que desear con las decisiones que se han tomado.
Sin embargo, poco a poco se han revelado detalles sobre lo que realmente influyó en que Samu Omorodion cambiara de aires, ya que hasta el momento hay muchas especulaciones en los medios sobre esta transferencia. En realidad, parece que hubo un WhatsApp del futbolista que pudo haber influido en este fichaje, que para muchos fue una sorpresa.
Pero lo cierto es que lo hecho está, y no hay vuelta atrás. Ahora será interesante analizar más a fondo qué fue lo que pasó con este futbolista, que sigue siendo comentado en la prensa deportiva. Muchos no tenían en el radar que el conjunto de Diego Simeone lo dejaría ir tan fácilmente, cuando aún tenía margen para crecer en la capital de España.
1El adiós de Samu Omorodion, un desenlace inesperado
Lo cierto es que la huida de Samu Omorodion del Atlético de Madrid ha dejado sorprendidos a muchos en el entorno del fútbol mundial.
Porque luego de brillar en el Granada, donde destacó por su físico imponente y su capacidad goleadora, Omorodion parecía destinado a ser una de las grandes promesas de LaLiga.
Además, hay que señalar que su llegada al Atlético era vista como un paso estratégico para el club y el jugador, pero la realidad tomó un rumbo distinto.