La organización de ‘Gran Hermano’, obligada a dar la cara tras las críticas

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La presente edición de ‘Gran Hermano’ ha estado marcada por la polémica desde su inicio. Desde un casting elegido por la audiencia hasta cambios de última hora en las dinámicas de juego, la organización del reality ha generado un descontento generalizado entre los seguidores del programa.

La controversia se ha intensificado con la introducción de un nuevo poder que otorga a los concursantes la posibilidad de «resucitar» a un expulsado, dejando a la audiencia con la sensación de que su voto ya no tiene el peso que debería. 

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El poder de Silvia:  una decisión que genera malestar

En la actual edición, la organización otorgó a Silvia, como nueva Big Bro,  el  poder  de  salvar  a  un  concursante  de  la  expulsión. 

Silvia,  guiada  por  sus  afectos,  decidió  salvar  a  Vanessa,  generando  una  ola  de  críticas  en  las  redes  sociales  porque  se  percibió  que  la  organización  estaba  controlando  el  juego  y  manipulando  la  dinámica  de  expulsión,  restando  valor  a  la  decisión  del  público. 

El hecho de que Silvia, tras recibir instrucciones del presentador Ion Aramendi, decidiera abrazar a Vanessa para salvarla de la expulsión, fue otro momento cargado de controversia.

Este gesto, que debería ser un símbolo de camaradería, se percibió como un movimiento estratégico que benefició a una concursante y dejó a otros en una posición vulnerable. La audiencia no tardó en cuestionar si decisiones como estas deberían estar en manos de los concursantes o aclamadas por el público en general.