El Rey emérito Juan Carlos I ha protagonizado una larga estancia en Sanxenxo, la más extensa desde su marcha a Abu Dabi en 2020. Su visita, de casi dos semanas, ha coincidido con la publicación de material controvertido sobre su pasado, incluyendo imágenes y grabaciones que han generado un gran revuelo mediático. A pesar de la polémica, Don Juan Carlos se ha centrado en su pasión por la vela, compitiendo en el Trofeo Xacobeo y disfrutando del apoyo incondicional de su familia.
El apoyo familiar y la preparación de sus memorias
La familia real española se ha volcado con el Rey emérito durante su estancia en Galicia. Tras un encuentro privado con el Rey Felipe VI, la Reina Letizia y la Princesa Leonor en la Escuela Naval de Marín, Don Juan Carlos recibió la visita de sus hijas, las Infantas Elena y Cristina, así como de su hermana, la Infanta Margarita, su cuñado Carlos Zurita, y sus sobrinos Alfonso, María Zurita y Simoneta Gómez-Acebo. Este apoyo familiar resulta especialmente significativo en un momento delicado para la imagen pública del anterior monarca.
Más allá del ámbito familiar, la biógrafa francesa Laurence Debray también se desplazó a Sanxenxo para reunirse con Don Juan Carlos y ultimar los detalles de sus memorias, tituladas «Reconciliación», cuya publicación está prevista para 2025. Este libro promete arrojar luz sobre diferentes etapas de su vida y reinado, y se espera que genere un gran interés tanto en España como a nivel internacional. La elección del título, «Reconciliación», abre interrogantes sobre si el Rey emérito buscará reconciliarse con la opinión pública tras las controversias que han marcado los últimos años de su vida.
Triunfo deportivo y silencio ante la polémica
En el plano deportivo, Don Juan Carlos cosechó un nuevo éxito al timón del «Bribón», logrando su cuarto título europeo en la división de Clásicos de la clase seis metros. Tras la competición, asistió a la cena de clausura del Trofeo Xacobeo en el Real Club Náutico de Sanxenxo, acompañado por la Infanta Elena, mostrando una actitud distendida y sonriente.
Sin embargo, a pesar de la exposición mediática y las preguntas de la prensa, el Rey emérito mantuvo silencio sobre las recientes revelaciones que lo involucran, dejando claro que no tiene intención de dar explicaciones públicas ni de disculparse por su comportamiento en el pasado. Esta estrategia de silencio, si bien puede ser interpretada de diversas maneras, parece indicar una decisión firme de no alimentar la controversia. Su salida de Sanxenxo, en el asiento del copiloto del coche de su amigo Pedro Campos, fue una muestra más de su deseo de discreción. Saludó a la prensa con un gesto de la mano, pero evitó cualquier declaración que pudiera avivar el debate mediático.