Pere Navarro, director de la DGT, cumple con su amenaza en marcha el nuevo radar de tramo de 7 kilómetros

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La Dirección General de Tráfico (DGT) sigue avanzando en su política de control de velocidad en las carreteras españolas, y lo hace instalando radares de tramo cada vez más largos y estratégicamente ubicados. Recientemente, se ha puesto en marcha un nuevo radar en la autovía A-2, que tiene una longitud considerable de 7 kilómetros, lo que lo convierte en uno de los radares de tramo más extensos. Pere Navarro, director de la DGT, ya había advertido que los radares de tramo serían los protagonistas en el futuro del control de velocidad en España, y con esta nueva instalación, esa promesa se cumple.

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La expansión de los radares de tramo: una realidad imparable

La expansión de los radares de tramo: una realidad imparable

Desde que los radares de tramo entraron en funcionamiento en 2010, la DGT ha mostrado un creciente interés por este tipo de cinemómetros, especialmente por su efectividad en la reducción de accidentes. A diferencia de los radares fijos, que solo miden la velocidad en un punto concreto, los radares de tramo calculan la velocidad media entre dos o más puntos, lo que obliga a los conductores a mantener una velocidad constante a lo largo de todo el recorrido.

La implementación de estos radares ha sido particularmente efectiva en zonas donde es esencial controlar la velocidad, como túneles, curvas peligrosas o áreas con alta siniestralidad. El último radar instalado en la A-2, entre los puntos kilométricos 563,225 y 570,127 en sentido Barcelona, cubre una distancia de 7 kilómetros con un límite de velocidad de 80 km/h, por debajo de los 100 km/h habituales para una autovía.

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