En este exótico país está prohibido hasta vender y mascar chicles

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Singapur, un fascinante y exótico país en el sureste asiático, es conocido por su riguroso orden público y sus estrictas normas de limpieza. Desde el momento en que aterrizas en su impresionante aeropuerto, te das cuenta de que estás en un lugar diferente. La ciudad-estado se distingue no solo por su modernidad, sino también por sus leyes inusuales, que incluyen la prohibición de vender y mascar chicles. A continuación, exploraremos algunas de las particularidades que hacen de Singapur un lugar único.

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Progresos y desafíos sociales

Progresos y desafíos sociales

Sin embargo, tras esta fachada de orden y limpieza, Singapur enfrenta desafíos sociales significativos. Aunque es uno de los países más ricos del mundo, muchos de sus trabajadores, incluidos aquellos que superan los 65 años, luchan con salarios bajos que no alcanzan los 2,500 dólares singapurenses al mes (unos 1.700 euros). A pesar de su economía próspera, la desigualdad persiste, y el país ha sido objeto de críticas por su trato a los derechos humanos y la falta de libertades civiles.

La vida en Singapur es un equilibrio entre el orden y la represión. Aunque muchos elogian su desarrollo y limpieza, también es esencial reflexionar sobre las normas y restricciones que forman parte de su éxito. Singapur es un lugar donde la modernidad y la tradición coexisten, pero donde los costos de esa perfección son visibles en la vida cotidiana de muchos de sus habitantes.

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