La deuda global ha alcanzado un nuevo máximo histórico, sumando hasta el segundo trimestre de 2024 un total de 311,8 billones de dólares (278,5 billones de euros), frente a los 302,4 billones de dólares (270,1 billones de euros) contabilizados en el mismo periodo de 2023. Este aumento estuvo liderado por las economías emergentes, que ampliaron su pasivo agregado a 101,3 billones de dólares (90,5 billones de euros) desde los 95,1 billones de dólares (85 billones de euros) de mediados de 2023.
Entre las economías avanzadas, el volumen de deuda también se incrementó, llegando a los 210,5 billones de dólares (188 billones de euros) desde los 207,3 billones de dólares (185,2 billones de euros) del año anterior. Los principales responsables de estos aumentos fueron China, Estados Unidos, India, Rusia y Suecia, mientras que muchos países europeos y Japón lograron reducir sus pasivos.
La Evolución de la Deuda por Sectores
Por sectores económicos, el informe del Instituto Internacional de Finanzas (IIF) ha señalado que, a nivel global, los hogares elevaron su deuda hasta los 59,6 billones de dólares (53,2 billones de euros), las empresas registraron un endeudamiento de 89,6 billones de dólares (80 billones de euros), los gobiernos acumularon 91,7 billones de dólares (81,9 billones de euros) y el sector financiero vio crecer su pasivo a 70,9 billones de dólares (63,3 billones de euros).
Si bien la ratio de deuda total sobre el PIB continuó descendiendo de forma «constante, pero lenta» en las economías desarrolladas, llegando a su nivel más bajo desde 2018, la deuda de los mercados emergentes se anotó un nuevo máximo en el primer semestre de 2024, superando el 245% del PIB, más de 25 puntos porcentuales por encima de su nivel anterior a la pandemia.
Preocupantes Perspectivas para el Futuro
El estudio del IIF ha manifestado también que la flexibilización monetaria iniciada recientemente por la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) al bajar el precio del dinero en 50 puntos básicos acelerará la acumulación de deuda a nivel mundial. Además, factores estructurales como el envejecimiento y las altas necesidades de financiación suscitan «interrogantes importantes» respecto a la evolución de la productividad.
El incremento de la deuda pública y su correlación positiva con una menor productividad y PIB potencial apunta a una «dependencia persistente de la intervención estatal para mitigar la volatilidad macroeconómica y socioeconómica», que podría exacerbar el «riesgo moral» y traducirse en una mala asignación de recursos.
Según los pronósticos, la deuda pública mundial aumentará de su nivel actual cercano a 92 billones de dólares (82,2 billones de euros) hasta los 145 billones de dólares (129,5 billones de euros) para 2030 y a más de 440 billones de dólares (393 billones de euros) en 2050. Además, con el aumento de las políticas industriales proteccionistas y costosas, así como la financiación de la lucha contra el cambio climático, la deuda pública podría incrementarse en al menos 215 billones de dólares (192,1 billones de euros) adicionales de aquí a 2050, lo que plantea serias preocupaciones sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas a largo plazo.