La Audiencia de Sevilla ha comenzado este viernes el juicio con jurado popular promovido contra Alfredo G.C., un hombre de nacionalidad boliviana acusado de asesinar a su pareja sentimental en 2022. La Fiscalía reclama un total de 29 años de cárcel para el acusado, quien se enfrenta a cargos por asesinato, estafa y lesiones en el ámbito de la violencia de género.
Según la acusación, el crimen se produjo tras una «discusión» entre la pareja, en la que el acusado, presuntamente «molesto por los supuestos vínculos de su pareja con otro hombre», agredió a la víctima de forma «sorpresiva y brutal» delante de terceros. Posteriormente, el investigado habría asesinado a la mujer en su propio dormitorio, «con toda frialdad y aprovechándose de su estado de embriaguez», para luego apoderarse de su tarjeta bancaria y sustraer 8.140 euros de su cuenta.
La Defensa Alega Eximente por Arrebato Pasional e Intoxicación Etílica
La defensa del acusado, por su parte, ha negado que los hechos constituyan un asesinato, argumentando que Alfredo G.C. «no tuvo intención de acabar con la vida de la víctima». Según la letrada, en el momento de los hechos, el inculpado había consumido «grandes cantidades de cerveza» y actuó bajo los efectos de un «arrebato pasional» provocado por la «discusión» con su pareja.
La estrategia de la defensa se centra en solicitar la libre absolución del acusado, alegando las eximentes de arrebato pasional e intoxicación etílica. En caso de que no prosperen estas alegaciones, la defensa reclama la pena mínima por un delito de homicidio, aplicando las circunstancias atenuantes correspondientes.
La Fiscalía Rechaza las Alegaciones de la Defensa y Califica los Hechos como Asesinato
La fiscal, por el contrario, ha negado que el acusado actuara «sin querer» y ha advertido que se trata de una «persona violenta» que cometió el crimen con «total frialdad». Según la acusación, aunque Alfredo G.C. había consumido alcohol, «lo hacía todos los días» y tenía «tolerancia» a la sustancia, por lo que no procede la aplicación de las eximentes alegadas por la defensa.
Además, la Fiscalía señala que el acusado ya había sido condenado anteriormente por un delito de lesiones en el ámbito de la violencia de género, lo que evidencia un historial de violencia en la relación con su pareja. La acusación sostiene que el móvil del crimen estaría relacionado con los «casi 32.000 euros ahorrados» de la víctima, los cuales el investigado habría buscado apropiarse tras cometer el asesinato.
En definitiva, el juicio enfrenta dos narrativas contrapuestas: mientras la defensa intenta exculpar al acusado alegando arrebato pasional e intoxicación etílica, la Fiscalía insiste en calificar los hechos como un asesinato premeditado y cometido con frialdad, en el que el sospechoso habría actuado movido por la codicia y los celos.