En un golpe devastador para las fuerzas del orden, la investigación sobre el ciudadano marroquí Karim El Baqqali, de 32 años, revela un historial delictivo alarmante. Detenido por su presunta implicación en el fatal accidente que cobró la vida de dos guardias civiles en Barbate (Cádiz), el perfil de este sospechoso se perfila como el de un individuo con una trayectoria criminal diversificada y una estrecha vinculación con el narcotráfico.
Los datos recabados por las autoridades muestran cómo El Baqqali ha estado en el radar de las Fuerzas de Seguridad desde hace más de una década, con antecedentes que se remontan al año 2010. Su presencia constante en operaciones relacionadas con el tráfico de drogas y su asociación con destacados narcotraficantes han dibujado un patrón de actividad delictiva que parece no tener fin.
UNA TRAYECTORIA CRIMINAL CONSOLIDADA
Según consta en la documentación policial, Karim El Baqqali presenta un «perfil delictivo variado, con continuidad en el tiempo, e íntimamente ligado al sector del delito contra la salud pública, mediante el manejo de narcolanchas. Sus primeros choques con la justicia se remontan al 19 de agosto de 2010, cuando fue acusado de un delito de resistencia y desobediencia en Vélez-Málaga tras ser sorprendido tripulando una embarcación sin matricular junto a otras tres personas.
En aquel incidente, las autoridades registraron una persecución marítima de 30 minutos, durante la cual los ocupantes de la narcolancha hicieron caso omiso a las señales luminosas y acústicas de los agentes, llegando incluso a embestir la patrullera de la Guardia Civil. Posteriormente, los sospechosos arrojaron al mar los fardos de hachís que transportaban.
Desde entonces, el rastro de Karim El Baqqali ha quedado marcado por una serie de episodios relacionados con el narcotráfico. En septiembre de 2019, fue identificado por las autoridades mientras repostaba combustible en Sotogrande (Cádiz), sin portar ningún documento de identidad tras desembarcar en la zona procedente de Málaga con destino a Algeciras.
CONEXIONES CON EL MUNDO DEL NARCOTRÁFICO
La investigación también revela que Karim El Baqqali mantiene vínculos con figuras destacadas del narcotráfico. En mayo de 2020, fue identificado a bordo de una embarcación en el puerto de Cabopino, en Torremolinos (Málaga), junto a Abdellah E.M., un supuesto narcotraficante conocido con el apodo de «Puspus».
Además, en enero de 2021, la Guardia Civil registró diligencias policiales en Nerja (Málaga) relacionadas con un alijo de 119 fardos de hachís interceptado en 2018. En esa ocasión, el perfil genético de ADN de Karim El Baqqali fue encontrado en la escena, lo que derivó en una requisitoria de detención emitida por el Juzgado de Torrox (Málaga).
Incluso un año antes del trágico incidente en Barbate, en junio de 2022, las autoridades identificaron a Karim circulando con un vehículo de matrícula marroquí, junto a otras personas con antecedentes, entre ellas el hijo de «Puspus». Esto evidencia la persistencia de sus vínculos con destacados narcotraficantes.
UN HISTORIAL DE EVASIÓN Y VARIEDAD DELICTIVA
El perfil delictivo de Karim El Baqqali se caracteriza no solo por su estrecha vinculación con el narcotráfico, sino también por su capacidad para evadir a las autoridades y diversificar sus actividades ilícitas. Según los informes policiales, el sospechoso ha utilizado diferentes identidades y variaciones en su número de NIE y lugar de nacimiento para ocultar su rastro.
Además de su participación en operaciones relacionadas con el tráfico de drogas a bordo de narcolanchas, El Baqqali también cuenta con una infracción en materia de extranjería registrada por la Policía Nacional en Jerez de la Frontera (Cádiz) en julio de 2011, lo que demuestra la amplitud de su perfil criminal.
La investigación de las autoridades destaca la «continuidad en el tiempo» de la actividad delictiva de Karim El Baqqali, reflejando una trayectoria criminal consolidada a lo largo de más de una década. Este patrón de conducta criminal, sumado a su presunta participación en el trágico incidente de Barbate, ha puesto en evidencia la necesidad de un abordaje integral y coordinado para hacer frente a este tipo de amenazas.