Las patatas fritas se han convertido en un elemento casi indispensable en las reuniones sociales y familiares, donde su crujido y sabor las posicionan como un acompañante predilecto. Sin embargo, detrás de esa textura dorada se esconden riesgos que muchos desconocen. Recientemente, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado un exhaustivo análisis de 331 bolsas de patatas fritas de distintos supermercados, revelando cuáles son las peores opciones disponibles en el mercado. A continuación explicaremos los resultados de dicha investigación, profundizando en los ingredientes y macronutrientes que las convierten en un producto potencialmente dañino para la salud.
2La amenaza oculta: Ingredientes que comprometen la salud
El estudio de la OCU ha revelado que, además del elevado contenido de grasas y sal, muchas de las patatas fritas analizadas contienen ingredientes que no solo carecen de valor nutricional, sino que pueden ser perjudiciales para la salud. Entre estos, se destacan las proteínas lácteas, los extractos de levadura, las maltodextrinas y los jarabes.
Las proteínas lácteas, por ejemplo, pueden causar reacciones adversas en personas con intolerancia a la lactosa, mientras que los extractos de levadura, aunque aportan sabor, no ofrecen ningún beneficio nutricional. Las maltodextrinas y los jarabes, por su parte, son azúcares refinados que contribuyen a un aumento rápido del nivel de glucosa en sangre, lo que puede tener consecuencias negativas a largo plazo, especialmente para personas con problemas de salud como la diabetes.
Otra de las preocupaciones que ha expresado la OCU es el uso de aromas añadidos en ciertos sabores de patatas fritas. Sabores como chorizo, trufa o foie gras, por ejemplo, suelen estar acompañados de aromas de humo que, según la Comisión Europea, no son recomendables para el consumo humano debido a sus efectos potencialmente nocivos.