La decisión del Banco Central Europeo (BCE) de recortar los tipos de interés en 25 puntos básicos ha sido una medida perfectamente apropiada, según la presidenta de la institución, Christine Lagarde. En una conferencia de prensa, Lagarde ha explicado que esta decisión unánime por parte del Consejo de Gobierno responde a los datos de inflación recibidos, los cuales confirman las previsiones anteriores y refuerzan la confianza del BCE en encaminarse hacia su objetivo de estabilidad de precios.
Lagarde ha subrayado que, si bien las lecturas de la inflación subyacente «no son satisfactorias» debido a su carácter «resistente» y «persistente», el proceso gradual de desinflación justifica la moderación del grado de restricción de la política monetaria a través de este recorte de tipos. Asimismo, ha insistido en que el tono de la política sigue siendo «restrictivo» y en que el compromiso del BCE es mantener los tipos elevados el tiempo necesario para devolver la inflación al objetivo del 2%.
LA TRANSMISIÓN DE LA POLÍTICA MONETARIA Y EL AJUSTE TÉCNICO
La presidenta del BCE ha afirmado que la institución aprecia una correcta transmisión de la política monetaria, lo que respalda la decisión de recortar los tipos de interés. Este ajuste técnico, anunciado en marzo y que entrará en vigor el 18 de septiembre, implica una disminución de los tipos aplicables a las operaciones principales de financiación (MRO) y a la facilidad marginal de préstamo (MLF), que se situarán en el 3,65% y el 3,90% respectivamente.
Este cambio convierte a la tasa de depósito en el tipo de referencia al determinar el interés que las entidades financieras reciben o pagan por mantener sus depósitos en el BCE. Anteriormente, la tasa de refinanciación tenía un peso mayor, pero ha perdido relevancia debido al exceso de liquidez en el sistema financiero. El objetivo de este ajuste técnico es alinear los tipos a corto plazo del mercado monetario con las decisiones del Consejo de Gobierno y retirar la liquidez sobrante del sistema.
ESTADO MACROECONÓMICO ACTUAL Y RIESGOS
Según Lagarde, el PIB de la eurozona creció un 0,2% en el segundo trimestre, por debajo de lo esperado, debido a los «vientos de cara» enfrentados por la economía. Sin embargo, se anticipa que la recuperación se acelere a medida que aumenten los ingresos reales de las familias y su consumo.
Este crecimiento estuvo impulsado principalmente por las exportaciones y el gasto público, mientras que la demanda interna se debilitó por el menor gasto de los hogares, la reducción de inversiones de las empresas y la caída de la inversión en vivienda.
Por otro lado, el mercado laboral ha seguido resistiendo, con una tasa de desempleo prácticamente sin cambios en julio. No obstante, el crecimiento del empleo se ha ralentizado.
En cuanto a los riesgos, el BCE señala que seguirán predominando los sesgados a la baja, debido a las tensiones geopolíticas y a los posibles efectos retardados del endurecimiento de la política monetaria. Sin embargo, también existe la posibilidad de que el crecimiento sorprenda al alza si la inflación cede más rápido de lo previsto y se fortalece la confianza y los ingresos reales de los consumidores.