La tragedia ocurrida el pasado 19 de octubre de 2022 cuando una avioneta de combate de incendios se estrelló en la sierra de la Segundera, cerca de Porto (Zamora), dejando al piloto fallecido, ha sido objeto de un exhaustivo informe realizado por la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil. El análisis revela que la causa principal del accidente fue una inadecuada planificación del vuelo, específicamente por una subestimación de las previsiones meteorológicas.
La aeronave, un monoplaza Thrush 710P con matrícula EC-MXL, se encontraba realizando un vuelo de traslado entre la base de Doade (Monforte de Lemos, Lugo) y la base de Córdoba. Según el informe, las condiciones meteorológicas existentes al momento del despegue «estaban por debajo de los mínimos fijados por el operador», lo que llevó al piloto a cancelar inicialmente el vuelo. Sin embargo, una posterior mejoría en la visibilidad lo indujo a reconsiderar su decisión y despegar a las 11:15 horas para hacer un vuelo de reconocimiento.
UNA DECISIÓN FATAL
Tras informar a la base de Doade que las condiciones meteorológicas le permitían continuar el vuelo hacia Córdoba, el piloto volvió a contactar media hora más tarde para avisar de un empeoramiento de la situación. En ese momento, optó por dirigirse al aeropuerto de León, ubicado a aproximadamente media hora de distancia. Lamentablemente, esta fue la última conexión realizada por el piloto, y posteriormente se perdió el rastro de la aeronave.
Las labores de búsqueda iniciaron el mismo día, pero las malas condiciones meteorológicas dificultaron las tareas, que se limitaron a la exploración terrestre. No fue hasta dos días después, el 21 de octubre, cuando finalmente se localizó el cadáver del piloto y los restos de la aeronave, la cual «resultó destruida» por el impacto.
FALLAS EN LA PLANIFICACIÓN Y COMUNICACIÓN
El informe también destaca que el transmisor de localización de emergencia de la aeronave no emitió señal, lo que retrasó considerablemente la localización del piloto. Esta falla, sumada a una inadecuada planificación del vuelo y una subestimación de las condiciones meteorológicas, fueron los factores clave que llevaron a esta trágica situación.
Es importante resaltar que la seguridad aérea debe ser la máxima prioridad en este tipo de operaciones, donde las decisiones del piloto y una correcta planificación del vuelo pueden marcar la diferencia entre el éxito y la tragedia. Este accidente servirá como un valioso aprendizaje para mejorar los protocolos y procedimientos de seguridad en el sector de la aviación de combate de incendios, con el objetivo de evitar que lamentables sucesos como este vuelvan a ocurrir.