En una zona verde del distrito de Barajas, ubicada en el ámbito del Castillo de la Alameda, el Ayuntamiento de Madrid ha realizado importantes trabajos de renaturalización y mejora de la accesibilidad. Durante estas obras, se han encontrado restos arqueológicos que datan de hace 4.000 años, revelando la existencia de asentamientos en la zona a lo largo de diferentes épocas.
El proyecto, con una inversión de 1,6 millones de euros, ha permitido rescatar este entorno integrado en el Patrimonio Municipal del Suelo (PMS). Más allá de la recuperación del espacio verde, los trabajos han traído a la luz una serie de valiosos hallazgos que enriquecen el conocimiento de la historia de la capital española.
RESTOS CERÁMICOS QUE REMONTAN AL PERIODO DE TRANSICIÓN ENTRE EL NEOLÍTICO Y LA EDAD DE LOS METALES
Los restos de mayor antigüedad se remontan al periodo de transición entre el Neolítico y la Edad de los Metales, que abarca los años de 2.800 a 2.500 a.C. (periodo calcolítico). En esta zona, se han encontrado restos de cerámica pertenecientes a ollas y cuencos de diversos tamaños, elaborados a mano para el entorno doméstico y sin apenas motivos decorativos. Estos objetos cerámicos eran cocidos en huecos en el suelo, reflejando las técnicas de producción de la época.
Además, se han hallado evidencias de asentamientos de la Primera Edad de Hierro, entre los años 800-500 a.C. Estas incluyen huellas de pequeñas cabañas circulares y otras alargadas, denominadas «longhouse», que eran propias de familias más grandes o que servían como lugar de reunión. Los hallazgos indican que las actividades principales en este asentamiento eran la agrícola y la ganadera.
Los restos cerámicos de la Primera y Segunda Edad de Hierro, entre los años 800 a 100 a.C., muestran un avance en la técnica de producción, con pastas más finas y el uso de tornos. De la Segunda Edad de Hierro, años 500-100 a.C., se han encontrado los restos de un horno alfarero, que evidencia una cierta especialización social de las tareas.
OBJETOS CERÁMICOS DE LA ÉPOCA VISIGODA
Los objetos cerámicos encontrados pertenecientes a la época visigoda, entre los siglos VI y VII d.C., son más toscos que los anteriores y muestran poco cuidado en las cocciones. Sus decoraciones se basan en simples incisiones dispuestas en bandas lineales continuas, reflejando las técnicas y estilos de esta época.
Estos hallazgos no solo enriquecen el conocimiento de la historia de la capital, sino que también permiten reconstruir de manera más detallada la vida cotidiana, las costumbres y las transformaciones ocurridas a lo largo de milenios. Los restos cerámicos encontrados han sido trasladados al Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid, ubicado en Alcalá de Henares, para su preservación y estudio.
MEJORAS EN EL ENTORNO DEL CASTILLO DE LA ALAMEDA
Además de los importantes hallazgos arqueológicos, el proyecto de renaturalización ha traído consigo mejoras significativas en el entorno del Castillo de la Alameda. Se han plantado 355 nuevos árboles y 18.252 arbustos, así como 6.373 metros cuadrados de pradera, lo que aumentará la biodiversidad y mejorará la calidad del aire en la zona.
Para garantizar el mantenimiento adecuado de la nueva vegetación, se ha instalado una red de riego automática, permitiendo una gestión eficiente del agua, especialmente durante los meses más secos del año. Además, se ha implementado una red de alumbrado en los nuevos paseos para mejorar la seguridad durante las horas nocturnas, y se ha mejorado el sistema de drenaje de aguas pluviales para prevenir escorrentías y mantener la calidad de los caminos.
El proyecto también ha incluido la reparación de los caminos pavimentados existentes y la creación de una red de accesos que garantice la accesibilidad entre los diferentes puntos de interés en el barrio. Finalmente, se han colocado nuevo mobiliario urbano, como bancos y papeleras, para fomentar un mayor y mejor uso del espacio público.
Con estas intervenciones, el Ayuntamiento de Madrid ha demostrado su compromiso con la mejora de la calidad de vida de sus vecinos y la sostenibilidad del entorno urbano, buscando un equilibrio entre infraestructura, historia y naturaleza.
