Sin duda, la salida de Edmundo González Urrutia de Venezuela ha sido una derrota política para la causa democrática en el país. El ganador de las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio, según las actas impresas en las máquinas de votación del CNE y publicadas para su verificación por la oposición, ha tomado la decisión de abandonar el país tras semanas de presión del régimen que lidera Nicolás Maduro y una orden de captura publicada en su contra.
No es necesariamente una situación apocalíptica para la oposición, después de todo el capital político de Urrutia no era más que un préstamo del de Maria Corina Machado. La líder opositora no fue candidata en las pasadas elecciones debido a una inhabilitación para ocupar cargo público previa a los acuerdos de Barbados, pero extendida por 15 años por una acusación de la fiscalía de conspiración para practicar actos terroristas de la que hasta la fecha no se han presentado pruebas. Esto hizo que Urrutia terminará siendo el candidato después que la primera opción de suplencia, la académica Corina Yoris, también fuese rechazada por el chavismo.
Esto deja a la oposición en una situación complicada. El liderazgo político sigue dentro del país, y afirman que siguen organizándose para generar presión interna, apostando por qué Edmundo González Urrutia se juramente como presidente el próximo 10 de enero, o al menos eso defienden, al mismo tiempo que el ganador de las elecciones tenga que buscar refugio en Madrid demuestra una debilidad institucional importante de la causa democrática en el país.
Es que «El hueco» que deja la salida del que sería el presidente electo si se aceptaran los resultados es complejo de llenar. Al mismo tiempo, la carrera de Urrutia como diplomático puede ser útil en el exterior, sobre todo para buscar alianzas fuera de los aliados tradicionales de la oposición. Lo cierto es que su experiencia diplomática, primero en Argelia durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez y después en Argentina durante los Gobiernos de Rafael Caldera y Hugo Chávez, apuntan a una persona capaz de negociar con diferentes sectores. El problema es que tras un importante golpe a la moral es complicado saber si la oposición podrá hacer presión a nivel interno.
LAS REACCIONES INTERNACIONALES NO SE HACE ESPERAR
Desde Pedro Sánchez hablando de que «Edmundo González es un héroe a quien España no va a abandonar», pasando por los comentarios de Feijóo en los que asegura que el gobierno del PSOE le ha quitado un problema a la dictadura. «Hoy el señor Maduro está mucho más contento que ayer» porque «ha conseguido que el líder que ha ganado las elecciones» en Venezuela «esté fuera del país y que esté ya en España», aseguró el líder del PP. Se espera que Urrutia sea recibido por el presidente de Gobierno en los próximos días según informa EFE.
Mientras tanto, el resto de los Gobiernos de Latinoamérica, con las evidentes excepciones de Cuba y Nicaragua, han condenado la situación. Entre quienes han sido más frontales en su condena a Nicolás Maduro se encuentran el presidente argentino, Javier Milei, y el chileno, Gabriel Boric, lo que apunta a un amplio rechazo al régimen de Maduro más allá del espectro ideológico.
EDMUNDO GONZÁLEZ SE REFUGIA EN ESPAÑA MIENTRAS HAY MÁS DE 2000 PRESOS EN VENEZUELA
Pero la preocupación real es que sin la oposición mostrando músculo interno y con el silencio de unos Estados Unidos que parecen esperar al resultado de su propia elección antes de tomar una decisión sobre las sanciones individuales o incluso nacionales que deberían llegar por ignorar el acuerdo de Barbados la represión del régimen de Nicolás Maduro siga rampante. De hecho, mientras que el líder opositor volaba a España la ONG venezolana Foro Penal anunciaba más de 1700 presos por motivos políticos desde el día de la elección, incluyendo 59 menores de 18 años.
Es que en Venezuela también hay otros sectores más allá del régimen y la oposición que han hecho un lobby por «normalizar» la situación, y para evitar el regreso de las sanciones. Entre ellos se incluye a Fedecámaras, el equivalente venezolano de la CEOE, que en cada uno de sus comunicados insiste, por encima de una aclaratoria sobre el resultado electoral, en que se eliminen las sanciones restantes, incluso si el régimen ha violado todas y cada una de las exigencias firmadas para que se retiraran según los acuerdos de Barbados.
De momento no parece que haya demasiado interés de parte del Gobierno por resolver la situación de otra forma que no sea la represión y la violencia. Mientras tanto, Maria Corina Machado sigue en el país buscando hacer presión interna y a pesar de todo sigue siendo evidente que hubo fraude en las elecciones. Incluso el intento del régimen de mostrar un video del peritaje de las actas ha permitido identificar varios funcionarios inscritos en el PSUV, el partido de Maduro, según informa el portal independiente Armando Info.
Mientras tanto, Venezuela se arriesga a otra caída de la roca de Sísifo. El reloj hasta el 10 de enero sigue avanzando, y desde el régimen parecen dispuestos a seguir ahogando cualquier posibilidad de una solución pacífica.