Conducir bajo una luz intensa puede ser un verdadero desafío. Durante los meses de verano, la intensidad de los rayos solares puede dificultar la visibilidad en la carretera, haciendo que las gafas de sol se conviertan en un accesorio imprescindible. Sin embargo, no todas las gafas de sol son adecuadas para conducir, y algunas incluso pueden resultar peligrosas en determinadas situaciones, como al entrar en un túnel. La Dirección General de Tráfico (DGT) ha alertado sobre las gafas que no se deben utilizar al volante para evitar poner en riesgo la seguridad vial.
2Tipos de gafas de sol: ¿cuáles son seguras para conducir?
Existen varios tipos de gafas de sol en el mercado, cada una con características específicas que las hacen más o menos adecuadas para conducir. Las gafas tintadas, por ejemplo, cuentan con lentes que absorben la radiación de manera uniforme o degradada, lo que las hace efectivas para reducir la intensidad de la luz solar. Sin embargo, aquellas con recubrimiento, aunque reducen los reflejos, pueden ser más delicadas y susceptibles a daños por golpes o rayaduras, lo que podría afectar la visión durante la conducción.
Por otro lado, las gafas polarizadas están diseñadas para bloquear la luz reflejada en superficies horizontales, como el agua o el asfalto, proporcionando una visión más clara y cómoda. Estas gafas son especialmente útiles para conductores, ya que reducen la fatiga visual y mejoran la seguridad en condiciones de luz solar intensa. No obstante, la DGT advierte que es importante asegurarse de que las gafas polarizadas no interfieran con la visibilidad de las pantallas digitales en los vehículos, que cada vez son más comunes.
Otro tipo de gafas que a menudo que la DGT considera para la conducción son las fotocromáticas, que cambian de color y transmitancia en función de la cantidad de luz a la que están expuestas. Aunque estas gafas pueden ser útiles en entornos con cambios de luz, como al pasar de una zona soleada a una sombra, la DGT desaconseja su uso al conducir. El motivo es que las gafas fotocromáticas tardan varios minutos en adaptarse a cambios bruscos de iluminación, como al entrar en un túnel, lo que puede dejar al conductor prácticamente a ciegas durante unos segundos críticos.