En un incidente reciente que ha captado la atención de muchos, un niño de cuatro años ha destruido accidentalmente una vasija de 3500 años de antigüedad en el Museo Hecht de Haifa, Israel. Este evento resalta la importancia de mantener el equilibrio entre la interacción del público con los objetos expuestos y la preservación de piezas históricas valiosas. A continuación, exploraremos los detalles del incidente, la respuesta del museo y las lecciones que se pueden aprender.
1Un destrozo accidental
El incidente ocurrió cuando el pequeño, movido por la curiosidad, trató de descubrir qué había dentro de una antigua vasija que databa de la Edad de Bronce. La pieza, que se encontraba en perfecto estado desde su creación en el año 2200 a.C., fue reducida a escombros por el niño. Afortunadamente, el museo ha confirmado que el daño fue un accidente y no una acción intencional. La familia del niño no enfrentará sanciones, en un claro reconocimiento de que la curiosidad infantil, aunque puede resultar costosa, no fue malintencionada.