Jack Antonoff, el arma secreta de Taylor Swift, vuelve a la carga con su propia banda

Aunque sin duda la principal artífice del éxito de Taylor Swift es la propia cantautora, sus productores han sido siempre una de sus armas secretas. Entre todos ellos uno siempre ha destacado: Jack Antonoff. El otrora guitarrista de Fun, la banda responsable de ‘We Are Young’ y ‘Some Nights’, tiene desde el 2014, cuando la artista lanzó ‘1989’, siendo una figura permanente detrás de los tableros en cada uno de sus lanzamientos posteriores y guiando los cambios de sonido que hay entre ‘Reputation’ (2017), ‘Lover’ (2019) y la era pandémica cuando lanzó ‘Folklore’ y ‘Evermore’.

En el camino, Antonoff se convirtió en uno de los productores clave del pop, colaborando con artistas como The 1975, Lorde o Lana del Rey. Pero además ha mantenido vivo su propio proyecto, Bleachers que tras 10 años se ha convertido en un grupo de culto tanto para las swifties, que siguen de cerca a cada uno de los colaboradores de Taylor Swift, y para aquellos melómanos atentos a todo lo que toca uno de los arquitectos del pop moderno. El grupo lanzó un disco a principios de este año, un ignorado disco homónimo, pero todavía siguen trabajando. 

El grupo está celebrando sus 10 años con una estrategia muy Taylor Swift, una nueva grabación de su primer disco, ‘Strange Desire‘. Retitulado ‘A Stranger Desired’ se trata de una oportunidad del artista de revisar las canciones ahora que tiene encima un reflector mucho más grande encima, pero que también sirve para quitar a las canciones la carga de ironía que el artista asume servía como una armadura en aquella época, y que ahora pude dejar a las canciones defenderse en su base emocional.

No es una mala idea, y es una buena oportunidad para entrar al particular universo de Antonoff. Pero es bueno hacerlo sabiendo que no necesariamente tiene demasiado que ver con su trabajo como productor de pop, más allá de su amor por el sintetizador, los discos de Bleachers tienen mucho más en común con la new wave de los años 80, más Duran Duran o A Flock of Seagulls que Taylor Swift. 

UN NUEVO ROMÁNTICO DEL SIGLO XXI

Lo cierto es que además del sonido, el perfil de Antonoff recuerda al de los artistas que inspiraron su sonido. Un friki de la música que llega a los sonidos de pop desde la experimentación, y no al revés, lo que hace que termine jugando con su voz, con los pedales de la guitarra y con las letras del mismo modo. A diferencia de la banda donde por primera vez consiguió el éxito pop que bebía de Queen sin demasiados complejos, aquí el baño de influencias es mucho más variado.

Quizás la más evidente sea Morrissey. La voz siempre melancólica del compositor tiene mucho que ver con la del líder de The Smiths, aunque esta tiene mucho más de la ironía millenial y de un sentido del humor que no tiene demasiado miedo de burlarse de sí mismo, algo que Morrissey no hubiese hecho nunca.

Pero lo que lo conecta con los artistas de los 80 no es su uso del sintetizador, ni su voz de barítono, sino su forma de escribir sobre el amor. La melancolía lírica de algunas canciones se equilibra con una celebración permanente de estar enamorado y en los que la tristeza es también motivo de fiesta, pues significa que sentimos algo. Esto de un tipo con unas gafas de pasta que harían sonrojar al mayor de los hipsters. 

JACK ANTONOFF COMO SALVAVIDAS DE ARTISTAS

Por otro lado, su trabajo como productor ha recuperado a varios artistas que parecían haberse despedido permanentemente de las listas de éxitos. Ocurrió con su reciente colaboración con ‘The 1975’, y con el último disco de Pink. En ambos casos el artista sirvió de guía para hacer más accesibles los discos sin romper con la identidad de los artistas involucrados.  

También es capaz de entregarse a proyectos fuera de lo comercial. El ‘Masseduction’ de St. Vincent bien puede ser su mejor trabajo lejos de Taylor Swift y su reciente colaboración con Kendrick Lamar, ‘6:16 in LA’ es una de las mejores canciones del duelo del rapero con Drake, incluso si ha sido algo infravalorada por las que salieron después. Es bueno tener su nombre en cuenta, sobre todo porque son pocas las figuras del mundo del pop que pueden presumir de ser un rey Midas del pop y un artista de culto índice al mismo tiempo.