La industria farmacéutica española se encuentra en un momento único de oportunidades que tanto el sector como el país «deben saber aprovechar», según ha resaltado el presidente de Farmaindustria, Jesús Ponce. España ha logrado posicionarse como uno de los principales centros de investigación y producción de medicamentos innovadores en Europa, y ahora busca convertirse en un referente mundial en estos ámbitos.
La Unión Europea ha situado al sector farmacéutico español entre los cuatro sectores industriales estratégicos del continente, junto al energético, alimentario y de tecnologías digitales. Esta designación supone un importante reconocimiento a las fortalezas del sector y la necesidad de impulsar aún más su desarrollo.
Potencialidades en Investigación y Desarrollo (I+D)
En el terreno de la investigación y desarrollo, España se ha consolidado como el primer país de Europa en número de participaciones en ensayos clínicos de nuevos medicamentos. De hecho, el país es el segundo a nivel mundial en actividad en este tipo de estudios, solo por detrás de Estados Unidos. Según Ponce, esta posición privilegiada brinda «la oportunidad única de convertir a España en un referente mundial en innovación biomédica, incluyendo investigación básica, preclínica, traslacional y clínica».
La industria farmacéutica española cuenta con un ecosistema de innovación biomédica sólido y en constante crecimiento. Las compañías del sector han demostrado su capacidad para desarrollar y llevar al mercado nuevos fármacos que mejoran la calidad de vida de los pacientes. Aprovechar esta fortaleza será clave para consolidar a España como un hub de innovación farmacéutica a nivel global.
Potencial Productivo y Autonomía Estratégica
En el ámbito de la producción de medicamentos, España también se posiciona como una potencia. El país cuenta con más de 100 plantas de fabricación de productos farmacéuticos de uso humano, de las cuales el 70% se dedican a la elaboración de medicamentos de marca. Esta amplia capacidad productiva sitúa a España como uno de los países europeos con mayor potencial en este sector, en un momento en el que los medicamentos han demostrado ser un bien estratégico y de seguridad para los países.
Fortalecer este tejido productivo y lograr una menor dependencia del exterior será una de las prioridades del sector en los próximos años. La autonomía estratégica en la producción de medicamentos se ha convertido en un objetivo clave, especialmente tras las lecciones aprendidas durante la pandemia de COVID-19. Aprovechar las fortalezas de la industria farmacéutica española permitirá al país reducir su vulnerabilidad ante futuras crisis y garantizar el abastecimiento de fármacos.
Compromiso con los Pacientes y la Sostenibilidad
Más allá de sus fortalezas en investigación y producción, la industria farmacéutica española se destaca por su compromiso social y su liderazgo en sostenibilidad. Ponce ha resaltado que el sector está «volcado en la colaboración con los pacientes, para conocer sus necesidades y tratar de responderlas», así como en la igualdad y diversidad de su fuerza laboral.
Asimismo, el presidente de Farmaindustria ha señalado que las compañías farmacéuticas son «líderes en sostenibilidad medioambiental», demostrando su responsabilidad y compromiso con el cuidado del planeta. Este enfoque integral, que combina la excelencia técnica con un marcado carácter social y sostenible, posiciona a la industria farmacéutica española como un actor clave en el desarrollo de una sociedad más justa y resiliente.
En resumen, la industria farmacéutica española se encuentra en un momento histórico, con la oportunidad de consolidarse como un referente mundial en innovación, producción y compromiso social. Aprovechar estas fortalezas y posicionarse como un actor estratégico a nivel global será fundamental para que el sector y el país puedan seguir avanzando en el desarrollo de nuevos y mejores tratamientos para los pacientes.