En un momento de gran tensión política en el Parlament de las Islas Baleares, el presidente Gabriel Le Senne se ha visto en el centro de un acalorado debate sobre su supuesta expulsión por un incidente relacionado con la fotografía de Aurora Picornell. En una contundente intervención, Le Senne ha acusado a la oposición de «inflar hasta el absurdo» el incidente y ha expresado su deseo de «pinchar esta burbuja», insistiendo en que «no es un fascista».
Reafirmando su Posición
Le Senne ha comenzado su intervención dirigiéndose al vicepresidente del pleno, Mauricio Rovira, y lamentando que se aborde este asunto en lugar de tratar temas importantes como la inmigración ilegal, la inseguridad ciudadana, el envejecimiento de la población y la crisis de natalidad, la crisis institucional, la falta de oportunidades para los jóvenes y el precio de la vivienda.
En su relato de los hechos, el presidente de la Cámara ha asegurado que la socialista Mercedes Garrido «le animó a expulsarla», refiriéndose a la diputada Aurora Picornell. Recordando aquella sesión, Le Senne ha admitido que fue tras las quejas de PP y Vox cuando se decidió a intervenir para que Mercedes Garrido y Pilar Costa retiraran de la Mesa las imágenes que habían adherido a sus ordenadores, ya que consideraba que se estaba faltando a la neutralidad de la mesa.
Acusaciones y Emociones
Para Le Senne, era «evidente» que se estaba produciendo esta falta de neutralidad. Sin embargo, ha lamentado que Garrido y Costa cambiaran de opinión «muy al estilo de su jefe, Pedro Sánchez», lo que derivó en la discusión que llevó a la expulsión y al incidente con la fotografía.
El presidente ha insistido en que «no dio ningún manotazo» y en que si Garrido hubiera seguido sus instrucciones, el ordenador se habría cerrado, pero la foto no se hubiera roto. Además, ha admitido que visto ahora con perspectiva, tendría que haber pedido al personal de la Cámara para «acabar con la soflama de Garrido».
Un Llamado a la Unidad y el Debate Constructivo
Para Le Senne, la oposición ha organizado «un circo que han estirado durante más de dos meses» y les ha acusado de animar a sus «huestes» a gritar «Gabriel Le Senne, puto nazi» a la puerta del Parlament. El presidente se ha mostrado emocionado en gran parte de su intervención y ha acusado a la izquierda de provocar una campaña en redes sociales por la que ha recibido «insultos sin fin y lo que es peor, amenazas de muerte».
Sin embargo, Le Senne ha concluido su intervención lamentado que «se haya vertido demasiada tinta sobre este asunto» y ha instado a volver a «debatir ideas y no perder el tiempo en peleas y sobreactuaciones». Ha expresado su deseo de trabajar con todos los grupos políticos para mejorar la forma de hacer política y recuperar la confianza de los ciudadanos, cada vez más hartos de los políticos.