Simeone sigue teniendo a un jugador como su gran salvador (otra vez)
El Atlético de Madrid se midió al Athletic de Bilbao en un duelo pasado por el agua en San Mamés. Y Simeone lo celebró con rabia el entrenador argentino, que sabía que no podía dejarse más puntos en este primer tramo de comienzo de la liga. Lo cierto es que los fichajes han convertido al Atlético en uno de los equipos a los que más se le exige.
Y no estaba dando el nivel que desde el verano se le pide. San Mamés era una prueba de fuego, no sólo por el fútbol, sobre todo porque perder, tras la goleada del FC Barcelona en Valladolid, hubiese puesto demasiada distancia con la cabeza de la liga. Pero para ello apareció un argentino, y no precisamente Julián Álvarez.
Ángel Correa, el salvador de Simeone en el Atlético
Y Simeone lo vio claro: necesitaba sangre fresca y revoltosa arriba. Sacó primero a Giuliano y después a Correa y no pudo tener más acierto. Fue este último quien rompió el marcador cuando el empate parecía lo mejor y marcaba, sin duda, lo que había sido el encuentro. Falló el Athletic, falló Nico Williams, que no está para fuegos artificiales.
Dio un pase atrás que no debía, vendió a su defensa y Sorloth, ese delantero que parece lento, pero no lo es, fue más listo que nadie y puso el balón para que Correa corriese y se llevase los tres puntos para Madrid. Es ahí donde, en muy poco tiempo, Correa fue el jugador más importante del partido con su gol salvador.
Julián aún no marca
El premio para un Atlético que buscó un poquito más que los vascos en un duelo en el que ambos se estudiaron y respetaron mucho. Y si bien se dio la alegría por el 1-0 y los tres puntos, todavía quedan pendiente la espera y las ganas de ver el primer tanto de Julián Álvarez allí.
Hasta el momento el delantero campeón del mundo jugó cuatro partidos y 208 minutos en su nuevo club sin poder festejar todavía. Mucho tiene que ver lo que propone este Atlético, que salió con su línea de cinco a cuidarse ante un rival que también lo respetó mucho. Así, sin mucho juego y con poca conexión con Antoine Griezmann, poco más pudo hacer Julián que dar su típico aporte de correr y recuperar varias pelotas.