En un giro inesperado en el panorama político de las Islas Baleares, el Gobierno balear se ha encontrado en una posición delicada tras la salida del diputado de Vox, Agustín Buades, del grupo parlamentario. Esta movida ha puesto en tela de juicio la estabilidad del gobierno de coalición entre el Partido Popular (PP) y Vox, dejando al descubierto tensiones subyacentes que amenazan con sacudir los cimientos de la política regional.
El portavoz del Ejecutivo balear, Toni Costa, ha expresado claramente que el Govern ya no se siente comprometido con el pacto de 2023 suscrito con Vox, y se siente «igual de tranquilo» con la salida de Buades al Grupo Mixto. Esta decisión unilateral de Vox ha sido vista por el Govern como un incumplimiento del acuerdo, lo que ha llevado a cuestionar la continuidad del presidente del Parlament, Gabriel Le Senne, también de Vox.
La Coherencia Cuestionada y la Posición del PP
El Govern balear considera que, por «coherencia», Le Senne debería dimitir de su cargo de presidente del Parlament tras la polémica generada por romper una foto de una víctima de la Guerra Civil. Sin embargo, el portavoz ha recalcado que no exigen el «cese» de Le Senne, sino que entienden que, en línea con la decisión de Vox, el propio Le Senne debería haber cesado de su posición.
Aquí, la posición del Partido Popular (PP) adquiere una relevancia crucial, ya que su voto será determinante para decidir la continuidad de Le Senne en el próximo pleno del Parlament. El Govern ha señalado que el sentido del voto del PP aún no está decidido, lo que genera incertidumbre sobre el desenlace de esta situación.
Un Escenario de Inestabilidad y Negociaciones Futuras
La salida de Buades del grupo parlamentario de Vox ha sido calificada por el Govern como una «decisión personal» que compete únicamente al grupo parlamentario. No obstante, Costa ha resaltado la «inestabilidad» que afecta al grupo de Vox «desde el principio de la legislatura».
Pese a estos vaivenes, el Govern ha logrado aprobar los presupuestos y las demás normativas llevadas al Parlament, sin que se haya puesto en duda su capacidad de «seguir ejecutando el programa electoral del PP». En este escenario, el Govern se prepara para afrontar el curso político con la intención de «ir negociando las normativas en cada momento» con los diferentes partidos.
La Ley de Memoria Democrática, actualmente en tramitación, también será objeto de negociaciones entre el Govern y Vox, como proponente de la iniciativa. El Govern ha dejado claro que no anticipará decisiones futuras, sino que irá negociando «partido a partido» para sacar adelante su agenda legislativa.
En resumen, el Govern balear se enfrenta a un panorama político cambiante, donde la salida de Vox del grupo parlamentario ha desencadenado una serie de cuestionamientos y negociaciones que podrían tener un impacto significativo en la gobernabilidad y la estabilidad de la región. La capacidad del Govern para mantener el rumbo y alcanzar acuerdos con los diferentes partidos será fundamental en los meses venideros.