Patatas fritas y nachos bajo lupa: la OCU revela los peligros de estos aperitivos

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El placer de disfrutar un aperitivo salado antes de la comida es una tradición arraigada en la cultura española. Sin embargo, un reciente estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) arroja luz sobre los riesgos nutricionales asociados con muchos de estos productos populares. Tras analizar 331 aperitivos de supermercado, incluyendo una variedad de patatas fritas y nachos, la OCU concluye que la mayoría no son recomendables desde una perspectiva nutricional debido a su alto contenido en calorías, grasas y sal. A continuación te contaremos que efectos indeseables pueden acarrear para tu salud el consumo de estos alimentos.

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La química detrás del sabor: El controvertido mundo de los aditivos en aperitivos

La química detrás del sabor: El controvertido mundo de los aditivos en aperitivos

Más allá de las preocupaciones sobre grasas y sal, el estudio de la OCU arroja luz sobre otro aspecto inquietante de los aperitivos de supermercado: el uso extensivo de aditivos. Estos compuestos, utilizados para mejorar el sabor, color y textura de los productos, son un componente común en la industria alimentaria, pero su presencia en grandes cantidades y variedades plantea interrogantes sobre sus efectos a largo plazo en la salud.

La investigación reveló que muchos de los productos analizados, especialmente las patatas, nachos y chips, hacen un uso intensivo de aditivos. En algunos casos extremos, como en ciertos chips de sabores, se encontraron hasta 11 aditivos diferentes en un solo producto. Esta proliferación de compuestos artificiales ha llevado a la OCU a recomendar que los consumidores opten por productos con listas de ingredientes lo más cortas posibles.

Un hallazgo particularmente preocupante fue el uso de aromas de humo en 16 variedades de patatas fritas, incluyendo tipos lisos, ondulados y chips con sabores. Esta revelación cobra especial relevancia a la luz de la reciente decisión de la Comisión Europea de no renovar la autorización para el uso alimentario de ciertos aromas de humo, debido a su asociación con problemas de genotoxicidad. Ante esta situación, la OCU aconseja a los consumidores evitar, en la medida de lo posible, los productos que contengan estos aromas hasta que sean definitivamente retirados del mercado.