Letizia y Felipe intentan acallar el ingente pastizal que se han gastado en vacaciones

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El verano llega a su fin y con él, también las vacaciones de la Familia Real española. Los reyes Felipe y Letizia han cerrado esta etapa estival con una cena en el centro de Madrid, apareciendo sonrientes y bronceados tras unas semanas de descanso. Esta última aparición pública ha servido para poner fin a las especulaciones que habían surgido durante su ausencia y para demostrar que están de vuelta en la capital, preparados para retomar sus obligaciones.

La presencia de los monarcas en la ciudad ha sido una declaración implícita de que el verano terminó y de que la familia real está nuevamente en Madrid. Tras unas vacaciones marcadas por la discreción, los rumores y la polémica sobre su paradero, la pareja real se dejó ver relajada y en sintonía, dejando claro que la rutina vuelve a su curso normal, aunque sus hijas, Leonor y Sofía, pronto partirán nuevamente.

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La despedida de sus hijas: un momento agridulce para Letizia y Felipe

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El final del verano trae consigo la partida de las hijas de los reyes, Leonor y Sofía, quienes deben retomar sus respectivos compromisos académicos. La infanta Sofía, en particular, inicia un nuevo curso en Gales, mientras que la princesa Leonor se prepara para su segundo año de formación militar. Esta despedida marca un momento significativo para la familia, ya que los reyes se quedan nuevamente solos en Zarzuela, lo que supone un cambio en la dinámica familiar.

La partida de Leonor y Sofía también simboliza el inicio de una nueva etapa para ellas, en la que asumen cada vez más responsabilidades y se preparan para su futuro papel en la monarquía. Este proceso de madurez y separación es natural, pero no deja de ser un momento emotivo tanto para los padres como para las hijas. La familia real, a pesar de sus obligaciones, sigue siendo una familia, con sus propios retos y emociones.