¿Te ha pasado que no puedes recordar dónde dejaste las llaves, el teléfono o las gafas? Tranquilo, no estás solo y la ciencia nos ayuda a entender. Perder cosas y gastar tiempo buscándolas puede ser frustrante, pero es un fenómeno común que tiene explicación científica. Los fallos menores de memoria, como olvidar dónde dejamos un objeto, son comunes a todas las edades, y pueden deberse tanto a factores genéticos como a la forma en que nuestro cerebro procesa la información. La buena noticia es que hay formas de minimizar estos olvidos cotidianos. Aquí te explicamos por qué ocurren y qué puedes hacer para evitarlos.
2La importancia de prestar atención
Uno de los mayores culpables del olvido cotidiano es la falta de atención al momento de guardar algo. Cuando guardamos las llaves o dejamos el teléfono en un lugar sin prestar atención, nuestro cerebro no codifica adecuadamente la información, lo que dificulta recordarla después. Según el psicólogo Daniel L. Schacter, de la Universidad de Harvard, el proceso de codificación es esencial para la memoria. Si estamos distraídos o enfocados en otra cosa, es probable que nuestro cerebro no almacene la ubicación de los objetos. La próxima vez que guardes algo, haz un esfuerzo consciente por recordar dónde lo pones, esto ayudará a que la información se grabe mejor.