La sandía es una de las frutas más consumidas durante los meses de verano, siendo un símbolo refrescante y saludable en muchos hogares. Su tamaño considerable, sin embargo, ha llevado a que en los supermercados se ofrezcan mitades o cuartos, lo que parece una opción conveniente para muchos. Sin embargo, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha emitido una advertencia sobre esta práctica, destacando que, aunque comprar sandía por mitades puede parecer una elección habitual, existen riesgos significativos para la salud que deben ser considerados. A continuación exploraremos en profundidad las razones detrás de esta alerta, los peligros asociados con el consumo de sandía cortada y cómo podemos protegernos al disfrutar de esta deliciosa fruta.
3El Impacto en la frescura y calidad nutricional
Además de los riesgos de salud, de acuerdo a lo informado por la OCU, comprar sandía por mitades también puede afectar la calidad nutricional de la fruta. La sandía es una fuente rica en vitaminas, antioxidantes y minerales, todos esenciales para una dieta equilibrada. Sin embargo, una vez cortada, la exposición prolongada al aire puede llevar a la oxidación de algunos de estos nutrientes, reduciendo así los beneficios que la sandía puede ofrecer.
La pulpa de la sandía, al quedar expuesta, también puede perder parte de su frescura y sabor. La textura puede volverse menos crujiente y la dulzura puede disminuir, haciendo que la experiencia de consumirla sea menos placentera. Además, una sandía cortada y mal conservada puede llegar a tener un aspecto poco apetecible, con bordes secos o incluso zonas en descomposición.
Para mantener la calidad de la sandía, la OCU recomienda que, si se opta por comprarla cortada, se consuma lo antes posible y se almacene en el refrigerador a una temperatura adecuada. Sin embargo, la mejor opción para garantizar que la sandía mantenga todas sus propiedades y su frescura es comprarla entera y cortarla en casa justo antes de consumirla.
