Dos escuelas cierran en Madrid dejando a 300 estudiantes sin respuesta

Dos escuelas infantiles, Tesoros, en Arganda del Rey, y El Señor Don Gato, en Valdebernardo han sido cerradas tras un decreto de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid. Aunque los motivos alegados por la comunidad son entendibles, sobre todo el estado de las instalaciones, esta decisión deja a 300 estudiantes, alrededor de 150 en cada escuela, sin plaza para estudiar y a varios de los trabajadores sin cobrar su nómina. 

La decisión ha generado de inmediato la reacción de Comisiones Obreras (CC.OO.) que han pedido no solo que se les dé una plaza de estudio a los niños que han quedado en el aire, sino también una solución para los profesores y trabajadores afectados. Así lo informa el sindicato en declaraciones recogidas por Madridiario, que recuerda que el curso escolar está por empezar y de momento no se ha anunciado una solución oficial.

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La propia consejería de educación explica en el decreto que la gestión de la empresa Atreyu Blota Carto, encargada de las dos escuelas infantiles de titularidad pública, había sido «nefasta» y que la orden de cierre era la última opción. Si bien es comprensible al ver las imágenes de los recintos, queda la duda de cómo se resolverán los problemas que siempre nacen cuando se toma una decisión de este tipo. La Consejería de Educación aseguró que se «garantiza la escolarización en estos dos centros a todos los alumnos matriculados en ellos para el próximo curso 24-25», en declaraciones al mismo Madridiario.

Por su lado CC.OO. ha insistido en la necesidad de resolver la situación laboral de los trabajadores. «!– /wp:paragraph –>

CC.OO. APROVECHA PARA SEÑALAR A LA COMUNIDAD DE MADRID

Por su lado, es evidente que el sindicato ha aprovechado el momento para criticar a la Comunidad de Madrid y a la Consejería de Educación. Para ellos, el cierre no es un problema de la gestión específica de la empresa, sino un síntoma de un problema generalizado de toda la comunidad que en este caso llegó a su peor desenlace con el cierre que empeora la situación de los estudiantes. 

«Estamos ante un sistema fallido. Estos casos, una vez más, evidencian los defectos de un sistema de contratación de los servicios públicos en el que, por parte de las administraciones locales y regionales, se priorizan los proyectos de menor coste por encima de los valores educativos. Eso provoca que algunas empresas como Atreyu Blota Carto SL – obsesionadas por competir a costa de la precarización de las condiciones laborales de las trabajadoras – presenten ofertas económicas sustentadas en la imposibilidad del cumplimiento de lo dispuesto en el Convenio Colectivo. Compitiendo deslealmente con las empresas que sí se ajustan a los acuerdos vigentes», sentencia en el mismo Isabel Galvín.

Además, insisten en que la única responsable de esta situación es la Comunidad de Madrid, señalando a las Comunidades en general como responsables de la contratación de empresas y gestión de estos espacios. Es importante tener esto en cuenta al seguir esta situación, pues con los profesores y trabajadores a la espera es de esperar que los sindicatos señalen a la Comunidad no debería ser una sorpresa. 

CUIDAR LA EDUCACIÓN INFANTIL EN MADRID

Desde CC.OO. hace además hincapié en los problemas de la Comunidad Autónoma de Madrid para proteger específicamente a este tipo de estudiantes, menores de 3 años, que muchas veces son los primeros en sufrir las consecuencias de este tipo de decisiones. 

«La etapa de educación infantil 0-3 es un derecho de la infancia recogido en las Leyes educativas. En esta etapa es en la que se garantiza igualdad de oportunidades. No todo vale. Los profesionales que con su trabajo hacen realidad el derecho a la educación no pueden ser maltratados por un modelo privatizador que degrada a las personas priorizando cada vez más sus condiciones de trabajo. Pero, además, tienen derecho a que leyes laborales españolas se les apliquen. Las administraciones educativas, y en este caso la Consejería de Educación, son las responsables de la impunidad de empresas», como recuerda Galvín.