Los riders de Glovo y Uber Eats esperan el final del verano para recuperar su facturación

Nunca ha sido un secreto que para los repartidores de Glovo y Uber Eats el verano es una época complicada. El buen clima que invita a salir a las terrazas a comer y la menor cantidad de usuarios en las grandes ciudades hacen que se reduzcan los pedidos totales, pero incluso con estas empresas siendo lo suficientemente grandes para asumir el problema de la reducción de pedidos en la temporada estival, después de todo el frío suele darles un buen cierre de año a medida que salir a comer vuelve a ser complicado por las bajas temperaturas.

El problema no es para las plataformas, preparadas siempre para estas oscilaciones en la demanda de los usuarios, sino para los repartidores. Estos viven al día, con facturaciones que no permiten ahorrar para prepararse para el verano, y mucho menos pensar en vacaciones, por lo que la reducción en los pedidos no suele ser una realidad fácil de afrontar, apenas en septiembre las ciudades vuelven a la normalidad y permite a los repartidores respirar algo más tranquilos. Sin embargo, es una situación que recuerda lo complicado de su trabajo, y los motivos para señalar los riesgos de que sean dependientes de la facturación para tener ingresos suficientes. 

Al mismo tiempo, estos cambios en la cantidad de pedidos son uno de los argumentos que usan Glovo y Uber Eats para rebelarse contra la Ley Rider. Es que un repartidor en esta circunstancia costaría lo mismo que uno cuando los pedidos se disparan por el frío y los eventos deportivos de los últimos meses del año, pero esto también le da al repartidor una seguridad importante a la hora de enfrentar el día a día, como ocurre con los trabajadores de plataformas como Just Eat. 

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De todos modos, es complicado cambiar la estrategia histórica de estas plataformas. Lo cierto es que a pesar de la ley, es evidente en estas circunstancias que Glovo y Uber Eats asumen que necesitan seguir trabajando con autónomos para funcionar, y para los repartidores esto se traduce, por un lado, en la necesidad de trabajar horas de más cuando disminuyen el total de pedidos para compensar, y en muchos casos, incluso para los que cumplen con la normativa de ser autónomos, terminan obligados a trabajar bajo la lluvia o enfrentando las largas olas de calor que se han vuelto lo normal en el verano.

LA EUROCOPA Y LOS JUEGOS OLÍMPICOS REDUCEN EL EFECTO VERANO

Es bueno señalar que este año los repartidores tuvieron una pequeña ventana de oxígeno en el verano. Es que tanto la Eurocopa como los Juegos Olímpicos fueron un buen momento para asumir un turno de repartidor, no solo muchos usuarios deciden ver estos eventos en casa acompañados por un buen plato de comida, sea viendo el partido o evento solo o bien tras haber invitado un par de amigos o familiares para ver el evento en casa. No es casual que estas plataformas aplicaran varias promociones para atraer usuarios durante ambos, y el inicio temprano de la liga puede funcionar para aumentar los pedidos el fin de semana.

En cualquier caso, esto hace que el mes de agosto, con todo y sus olas de calor constantes, se vuelva el peor mes para trabajar como repartidor. En líneas generales ya se trata de un trabajo complicado por las exigencias de velocidad de los usuarios, pero además si los riders siguen dependiendo de facturación en lugar de tener un sueldo mínimo seguirán sufriendo en carne propia las fluctuaciones de la demanda, y seguirán enfrentando este  tipo de problemas, que además pueden empeorar dependiendo del clima o el estado de las ciudades. 

GLOVO Y UBER EATS COMPITEN EN EL VERANO

Lo cierto es que Glovo y, sobre todo en este caso, Uber Eats, han hecho lo posible para mejorar sus datos en los meses de calor. Sabiendo los problemas que suelen tener en la temporada estival, ambos han aplicado promociones y nuevas estrategias para mejorar sus datos. Pero en la práctica ha sido la segunda, la que en este caso ha apostado por mejorar sus datos entre los turistas con un servicio especial para las playas durante estos meses. 

El servicio, que lleva los pedidos hasta algunas de las playas más importantes de Cataluña y Valencia, ha sido una muestra de que entienden lo complicado que es operar durante el verano en ciudades como Madrid y Barcelona. Es un llamado de atención importante, y que además recuerda que este sigue siendo un sector en plena evolución y en el que todos los días nacen nuevas estrategias para competir.