Con el inicio del puente de la Virgen de agosto, las carreteras españolas se preparan para un aumento significativo del tráfico. La Dirección General de Tráfico (DGT) estima que solo en agosto se producirán 48,3 millones de desplazamientos. Para garantizar la seguridad vial, se han desplegado operativos especiales que incluyen controles de la Guardia Civil y la Policía. Sin embargo, estos controles pueden generar nerviosismo en los conductores, incluso en aquellos que no han cometido infracciones. Una pregunta aparentemente inocente como «¿Sabe usted por qué le he parado?» puede ser una trampa legal. A continuación te contaremos que le debes responder a la DGT si te realiza esta pregunta.
3La psicología del control: Mantén la calma y evita errores comunes
Uno de los aspectos más desafiantes de un control de tráfico es el factor psicológico. El nerviosismo puede llevar a los conductores a cometer errores que compliquen su situación, incluso si inicialmente no habían cometido ninguna infracción. Entender la psicología detrás de estos controles puede ayudar a manejar la situación con mayor serenidad.
En primer lugar, es crucial mantener la calma. Los agentes de la DGT están entrenados para detectar signos de nerviosismo o comportamiento sospechoso, que podrían llevar a una inspección más exhaustiva del vehículo o del conductor. Respirar profundamente y mantener un tono de voz tranquilo puede marcar la diferencia en cómo se desarrolla la interacción.
Otro error común es hablar más de lo necesario. Muchos conductores, en un intento por parecer cooperativos, proporcionan información voluntaria que podría ser utilizada en su contra. Es importante recordar que la cooperación no requiere autoincriminación. Limitar las respuestas a lo estrictamente necesario es una estrategia prudente. La actitud también juega un papel crucial. Mantener un tono respetuoso y profesional, incluso si se considera que el control es injustificado, es esencial. Los agentes tienen un amplio margen de discreción en cómo manejan una situación, y una actitud confrontacional rara vez resulta beneficiosa para el conductor.