Desde el cada día más evidente fraude electoral perpetrado en las pasadas elecciones de Venezuela el pasado 28 de julio, el régimen de Nicolás Maduro sigue apostando por la fuerza y la represión para mantenerse en el poder. Lo cierto es que se trata de una situación complicada, sabiendo lo violentas que pueden llegar a ser las fuerzas represivas del régimen, la oposición, liderada por Maria Corina Machado y el candidato Edmundo González Urrutia ha decidido dosificar las protestas para evitar el cansancio de los procesos de 2017 y 2019.
Pero ya se ha informado de un llamado a la calle el próximo sábado, que además de mostrar músculo debe funcionar para aumentar la presión interna de un gobierno que tiene incluso más presiones que durante el proceso del «interinato» Guaidó. Es que mientras que en esa situación las presiones venían sobre todo de viejos enemigos como Estados Unidos o gobiernos controvertidos como el de Bolsonare esta vez las dudas sobre el resultado presentado por el Consejo Nacional Electoral (CNE) vienen también de aliados históricos como Gustavo Petro y Lula da Silva, quienes junto al gobierno de México, intentan mantener una vía de negociación con el régimen e insisten en que se presenten pruebas de la supuesta victoria que puedan ser auditadas por un grupo imparcial.
La protesta, que quiere recordar que la oposición sí ha presentado más del 82% de las actas impresas por las máquinas de votación. Llama a los ciudadanos a imprimir una copia del acta de su centro con ellos a la protesta, para recordar la victoria electoral del 28 de julio, que además es un recordatorio de que a pesar de lo que algunos quieran repetir no se trata ya de un país polarizado, sino de uno con un régimen rechazado por cerca del 70% de la población.
La protesta además busca mantener la presión internacional aprovechando la diáspora de alrededor de 8 millones de venezolanos. Es que dado que es evidente que una parte de los gobiernos que hoy no reconocen los resultados presentados por el CNE quieren normalizar las relaciones con el régimen no sólo por motivos económicos, sino también para intentar controlar el flujo migratorio masivo desde el país en los últimos años.
AMNISTÍA Y ASILO SI LO QUIEREN
Tanto desde Estados Unidos como desde Panamá, gobiernos que han sido enemigos históricos del régimen chavista, se ha presentado públicamente la opción de darle a Nicolás Maduro, y otros miembros del gobierno, tanto un salvoconducto como una amnistía por los crímenes de los que se le ha acusado en los últimos años.
Es una novedad en los procesos de negociación con el régimen. Si bien desde el Miraflores se ha decidido ignorar la oferta, como lo ha hecho saber el propio Maduro, las declaraciones se realizaron en un problema en el que la represión, que ha generado más de 20 muertes violentas según datos de Provea y que se ha traducido en 2.000 detenciones según el gobierno, que incluyen a varios menores de edad, había conseguido reducir las protestas en las calles.
Será importante seguir la situación de cerca. Si bien la presión externa es más grande que nunca a la fuerza, el gobierno ha conseguido reducir casi al mínimo la presión interna, pero también es evidente que nunca se habían conseguido en una situación en la que fueran una minoría tan evidente que son una minoría, ni en la que tuviesen tanta presencia la oposición fuera de las fronteras.
MADURO SIGUE APOSTANDO POR GANAR TIEMPO
Lo que parece evidente, y el riesgo de la decisión a lo interno de la oposición de dosificar la protesta, es que Maduro y los suyos siguen jugando a ganar tiempo. Mientras que defienden que la controversia se puede resolver con una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) desde afuera, al menos más allá de Rusia, China, Irán y Nicaragua, se ha dejado claro que no es una institución con potestad para dar una declaración sobre el resultado.
Pero de momento ha sobrevivido dos semanas, y consideran que solo pueden seguirlo haciendo quedándose en Miraflores. Al mismo tiempo, es evidente que hay cada día más presiones sobre la situación, y es evidente que su gran meta con la elección, normalizar sus relaciones internacionales, no será posible gracias a que la oposición fue capaz de recuperar y presentar las actas.