La implantación de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en muchas ciudades españolas ha hecho que el distintivo medioambiental emitido por la Dirección General de Tráfico (DGT) se convierta en un requisito esencial para circular sin restricciones. Estas etiquetas, que clasifican a los vehículos según su eficiencia energética y su impacto ambiental, han generado controversias desde su introducción en 2016. Recientemente, la DGT ha admitido errores en la asignación de estas etiquetas, obligando a miles de conductores a costear correcciones que pueden alcanzar los 160 euros. A continuación te contaremos cuál fue el error de la DGT que puede costarte un dineral aunque tengas el coche en regla.
1La controversia de la DGT: Un problema desde el inicio
Desde la introducción de las etiquetas medioambientales, la DGT ha enfrentado críticas por su metodología de asignación. Estas etiquetas, clasificadas en cuatro categorías (B, C, ECO y 0 emisiones), se basan en la fecha de matriculación del vehículo y en la normativa anticontaminación que cumple. Sin embargo, el criterio empleado para determinar la categoría ha sido cuestionado por numerosos conductores y expertos, quienes consideran que la fecha de matriculación es un indicador insuficiente de las verdaderas emisiones de un vehículo.
La polémica comenzó cuando, en sus inicios, la DGT envió las etiquetas de manera gratuita solo a un pequeño grupo de conductores. El resto, en cambio, tuvo que pagar una tasa de 5 euros por cada distintivo. Aunque esta cantidad pueda parecer menor, el hecho de que solo unos pocos se beneficiaran de la gratuidad generó una sensación de desigualdad entre los conductores. Además, muchos propietarios de vehículos se dieron cuenta de que sus automóviles, a pesar de cumplir con normativas más estrictas, recibieron etiquetas incorrectas o, en algunos casos, no recibieron ninguna.
Uno de los aspectos más problemáticos del sistema de etiquetas ha sido el hecho de que muchos vehículos que cumplen con las normativas anticontaminación de la Unión Europea fueron mal clasificados. Por ejemplo, vehículos de gasolina matriculados entre enero de 2001 y diciembre de 2005 deberían haber recibido la etiqueta B, pero algunos propietarios recibieron la etiqueta C, o viceversa, debido a errores en la base de datos de la DGT. Este tipo de fallos ha causado frustración entre los conductores, quienes se ven perjudicados al no poder acceder a ciertas zonas de bajas emisiones o al enfrentarse a multas por no llevar el distintivo correcto.