El director de la DGT intensifica la persecución del ‘método gallego’ de WhatsApp y Telegram contra multas

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La Dirección General de Tráfico (DGT) ha lanzado una ofensiva contra una práctica cada vez más extendida entre los conductores españoles: el denominado «método gallego«. Esta tendencia, que se ha viralizado a través de aplicaciones de mensajería como WhatsApp y Telegram, consiste en alertar a otros conductores sobre la ubicación de radares y controles de la Guardia Civil. Aunque muchos conductores lo consideran un acto de solidaridad, las autoridades advierten que es una práctica ilegal que pone en riesgo la seguridad vial. Para detener esta práctica, la DGT ha intensificado sus esfuerzos implementando medidas más severas. A continuación te contaremos por qué la DGT invierte tiempo y dinero para erradicar esta acción.

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El dilema ético y legal: ¿Solidaridad entre conductores o peligro público?

El dilema ético y legal: ¿Solidaridad entre conductores o peligro público?

El debate en torno al «método gallego» y prácticas similares va más allá de lo meramente legal, adentrándose en el terreno de la ética y la responsabilidad social. Por un lado, muchos conductores ven estas prácticas como un acto de solidaridad entre iguales, una forma de protegerse mutuamente frente a lo que perciben como un sistema excesivamente punitivo. Argumentan que las multas de tráfico a menudo son desproporcionadas y que los radares están más orientados a la recaudación que a la seguridad vial.

Por otro lado, las autoridades de la DGT y los expertos en seguridad vial sostienen que estas prácticas socavan los esfuerzos por reducir los accidentes de tráfico y salvar vidas. Argumentan que los controles y radares no solo tienen una función sancionadora, sino también preventiva y disuasoria. Al alertar sobre su presencia, se elimina este efecto disuasorio, lo que puede llevar a algunos conductores a asumir mayores riesgos.

Por otro lado, desde el punto de vista legal, la situación es clara: avisar sobre la ubicación de controles de tráfico es una infracción. Sin embargo, la aplicación de la ley en este ámbito presenta desafíos significativos. La naturaleza efímera de los mensajes de WhatsApp y la dificultad para probar la intención detrás de una ráfaga de luces complican la tarea de las autoridades a la hora de sancionar estas prácticas.