La revolución culinaria de las freidoras de aire ha conquistado las cocinas españolas, prometiendo una alternativa más saludable a la fritura tradicional. Sin embargo, la reconocida nutricionista y farmacéutica Marián García, conocida popularmente como Boticaria García, advierte sobre los matices ocultos tras esta tendencia. Mientras estos electrodomésticos ofrecen beneficios innegables, como la reducción de aceite y acrilamida, García subraya que no son la solución de para alimentación saludable sin esfuerzos. En este artículo te contaremos que aspectos de cocinar con una freidora de aire podrían ser perjudiciales, según la experta.
1El auge de las freidoras de aire: ¿Revolución saludable o espejismo culinario?
Las freidoras de aire han experimentado un ascenso meteórico en popularidad, convirtiéndose en un electrodoméstico casi imprescindible en los hogares españoles. Su promesa de ofrecer comidas crujientes y sabrosas con una fracción del aceite utilizado en la fritura tradicional ha cautivado a consumidores conscientes de su salud y amantes de la cocina por igual. Sin embargo, la nutricionista Boticaria García arroja luz sobre una realidad que muchos prefieren ignorar: la freidora de aire no es la varita mágica de la cocina saludable.
García, con su vasta experiencia en nutrición y su habilidad para comunicar conceptos complejos de manera accesible, señala un punto crucial: la freidora de aire, aunque beneficiosa en ciertos aspectos, no transforma mágicamente los alimentos poco saludables en opciones nutritivas. «El rebozado sigue sin ser saludable, por mucha freidora de aire que tengas», afirma categóricamente la experta.
Esta declaración pone de manifiesto una tendencia preocupante entre los consumidores: la creencia errónea de que cocinar alimentos poco saludables en una freidora de aire los convierte automáticamente en opciones dietéticas. García enfatiza que, si bien la freidora de aire reduce significativamente el uso de aceite y la formación de acrilamida (un compuesto potencialmente cancerígeno que se forma al cocinar alimentos a altas temperaturas), no altera fundamentalmente la composición nutricional de los alimentos procesados o rebozados.