El teléfono móvil se ha convertido en una extensión de nuestro cuerpo, un acompañante inseparable en nuestro día a día. Sin embargo, su uso en ciertas situaciones puede acarrear graves consecuencias. La Dirección General de Tráfico (DGT) ha comenzado a multar a los conductores no solo por su uso al volante, sino también por emplearlo en áreas de servicio, específicamente en gasolineras. El motivo: evitar riesgos potencialmente catastróficos. En este artículo desglosaremos las razones detrás de esta normativa y lo que la ley establece al respecto.
2El respaldo científico y legal detrás de la normativa
El peligro de usar el móvil en una gasolinera no es solo una advertencia de la DGT sin fundamento; estudios han demostrado los riesgos asociados. Una investigación del Instituto de Motoristas Avanzados (Institute of Advanced Motorists) en Reino Unido realizó un experimento con un grupo de jóvenes para medir el impacto del uso del móvil en su capacidad de respuesta y atención. Aunque el estudio se centró en la conducción, sus hallazgos son aplicables a otras situaciones de riesgo, como el repostaje de combustible.
Los resultados mostraron que el uso del móvil reduce significativamente la atención de la persona y aumenta el tiempo de reacción hasta en un 38%. En un entorno tan volátil como una gasolinera, donde una chispa puede tener consecuencias devastadoras, este aumento en el tiempo de reacción es inaceptable. Además, el desvío de la atención, que en el caso de un conductor es del 10% cuando no se utiliza el móvil y entre el 40% y 60% cuando se usa, puede ser igual de peligroso para alguien manejando combustible.
La normativa de la DGT, basada en el artículo 115 del Reglamento General de Circulación, tiene un claro respaldo tanto científico como legal. Su objetivo es proteger no solo al conductor, sino también a todos los presentes en una estación de servicio. Sin embargo, la falta de información sobre esta normativa específica ha llevado a muchos conductores a ser sorprendidos con sanciones inesperadas.