Nicolás Maduro sigue reaccionando con violencia y represión a las denuncias de fraude electoral. Aunque con presentar las actas, o continuar con los procesos necesarios para auditar los datos anunciados sin respaldo el pasado 28 de julio por el Consejo Nacional Electoral (CNE). Su nuevo enemigo, tras hablar de Israel y Elon Musk, es la aplicación de mensajería más usada de toda Latinoamérica, WhatsApp.
En su más reciente mensaje a la nación, el líder del régimen, ha asegurado que la aplicación es utilizada para desestabilizar su gobierno, una vez más sin pruebas. Como respuesta, ha dicho que «rompería relaciones con WhatsApp», antes de borrar la aplicación frente a un grupo de seguidores y miembros del gobierno, ninguno de los cuales saca el teléfono para borrar la aplicación. Maduro además deja pasar otras aplicaciones de Meta de su teléfono, como Instagram, y no elimina tampoco la china TikTok donde a pesar de las amenazas tiene un perfil donde sube videos, y por donde han pasado algunas de las pocas figuras políticas que aún lo defienden, como Juan Carlos Monedero o Pérez Pírela.
Lo cierto es que en sus discursos recientes Maduro ha hablado de las redes sociales, de las protestas «violentas», de las que tampoco ha mostrado más pruebas que el derribo de estatuas de Hugo Chávez, o sus amenazas a Maria Corina Machado y Edmundo González Urrutia. Pero no ha querido volver a mencionar las dudas alrededor del resultado electoral, más allá de haber pasado la responsabilidad de las mismas del CNE al Tribunal Supremos de Justicia (TSJ), que el gobierno controla. Aunque en teoría se ha presentado allí la evidencia de los resultados, la misma no ha sido presentada, y las actas con los resultados solo han sido presentadas por la oposición.
Mientras, más medios de comunicación, de la talla del Washington Post o El País, han ido confirmando la información de las actas presentadas por la oposición. A esto se suma que ni Estados Unidos, ni la Unión Europea han reconocido el resultado presentado por el CNE y que Colombia, Brasil, México y Chile han pedido que el resultado presentado pueda ser auditado debido a las dudas evidentes sobre el proceso. Son los motivos que hacen que Maduro responda con tanta rabia ante las redes sociales, pero desde Caracas informáticos y activistas recuerdan lo complicado que es bloquearlas en la práctica, y casos como el de China muestran que incluso si se hace buena parte de la población conseguirá una forma de acceder a las mismas.
CRIMINALIZAR EL USO DE LAS REDES SOCIALES
Más que bloquear las redes, la estrategia del chavismo, que aunque se ha radicalizado, no es una novedad, es criminalizar a quienes protestan a través de redes. De hecho, si bien por la ley venezolana no se pueden revisar los teléfonos de los ciudadanos sin pedir permiso de su dueño. Aun así este medio ha recibido reportes de ciudadanos que han debido mostrarlos ante las órdenes de las fuerzas de seguridad en el país, y desde el pasado domingo una de las recomendaciones de los grupos de protección de derechos humanos es mantener limpias las conversaciones dentro de la aplicación.
Lo mismo ocurre con otras redes como Instagram o TikTok, ambos espacios donde el propio Maduro ha hecho un esfuerzo de mantener un espacio. Irónicamente, ha dejado fuera de sus listas de redes preocupantes a X, la aplicación antes conocida como Twitter, a pesar del reciente choque con Elon Musk. No ha dado un motivo para esto, aunque es cierto que es una de las redes presentes en su teléfono.
SE QUEDA CON EL RESTO DE LAS APPS DE META
Por otro lado, parte de lo absurdo de las declaraciones sobre Whatsapp es que la aplicación de mensajería no es una empresa independiente. Desde 2014 pertenece a Meta, que por entonces aún se llamaba Facebook, y ha mantenido el resto de las aplicaciones de la empresa en su Iphone.
Por eso es llamativo que haya mantenido el resto de las aplicaciones de la empresa en su teléfono. Instagram, Threads y la propia Facebook siguen allí. No es un buen comienzo para la guerra cibernética Meta, y a esto se suma la decisión del canal estatal de abrir su canal de Whatsapp después del discurso del líder del PSUV.
MADURO EN SU LABERINTO
Mientras tanto, el propio Maduro se encuentra en una situación delicada. Aunque cuenta con mantener el poder por la fuerza, con base en las fuerzas armadas y la policía, es evidente que su legitimidad está herida de muerte. Hace unos días Diosdado Cabello, miembro de la Asamblea Nacional del chavismo, decidió señalar a Cristina Fernández de Kirchner y a Alberto Fernández de traidores, señalando que la victoria de Milei se debe a su «tibieza» y el propio Gustavo Petro, presidente de Colombia, ha subido el tono avisando que sin una solución de la crisis «estallará el éxodo y la guerra en América toda».
En cualquier caso, de momento se aferra al poder y, al menos en público, ni siquiera coquetea con la idea de una transición. De todos modos, la presión interna y externa sigue, por lo que su realidad es, cuando menos, bastante incómoda.
