En 2013 el chavismo aplico la estrategia de María Corina Machado para defender un resultado en Venezuela

Para el chavismo la petición de presentar «Las Actas» se ha vuelto una pequeña pesadilla. Es que si bien el régimen que lidera Nicolás Maduro puede conseguir mantenerse en el poder a base de la fuerza la idea de legitimarse con un proceso electoral parece haber desaparecido, lo que se hace evidente, pues la última vez que la oposición organizada habló de fraude en una elección presidencial en la que participó de forma organizada, las de 2013 donde Henrique Capriles Radonski puso en duda los resultados tras perder por cerca de 1% del total de los votos. 

Es que si algo puede hacer dudar de los resultados presentados, sin respaldo, el pasado domingo 28 de julio por el Gobierno, es que en cada ocasión previa habían hecho todo por presentar las pruebas de su victoria. Fue el caso en 2013, cuando usando las actas de sus testigos de mesa, presentes también en este proceso electoral, y sumando aquellas solicitadas al plan república, el grupo de militares que resguarda los centros de votación en los procesos electorales. Es un ejemplo de las formas en las que actuaba el gobierno en procesos anteriores, y que hacen que sea fácil incluso para sus aliados ver este proceso con suspicacia. 

Además, es un recordatorio que incluso si realmente hubo un hackeo al sistema de Consejo Nacional Electoral (CNE), algo bastante improbable, como lo señala el periodista especializado en procesos electorales Eugenio Martínez en sus redes sociales, y sobre lo que el órgano electoral no ha presentado pruebas, el régimen no ha empezado con los procesos de auditar los resultados que deben hacerse por ley. No es solo que no han compartido las actas, como lo hicieron en 2013, sino que además se han cancelado la revisión del 55% de las urnas para compararlas con las actas y la verificación ciudadana, todos obligatorios según la ley electoral venezolana. 

Por su lado, la información presentada por la oposición, que ha conseguido acumular más del 80% de las actas impresas por la máquina de votación antes de la transmisión de datos, recogida por testigos independientes, trabajadores del CNE e incluso en algunos casos por militares miembros del Plan República, según lo ha expresado Maria Corina Machado, apunta a una cómoda victoria de Edmundo González. Es interesante que la estrategia que se ha usado para demostrar una victoria electoral de la oposición sea una aplicada y explicada por el Gobierno en el pasado, y que ahora desde el régimen se quiera ignorar la misma jugada.

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La página donde el chavismo publicó las actas en aquel momento ya no está disponible, pero se puede revisar usando el archivo de internet en la web Wayback Machine. En el mismo sitio se puede comprobar que se mantuvo en funcionamiento hasta 2018. 

LA PÁGINA CON LA QUE EL CHAVISMO AHOGÓ LAS DENUNCIAS DE CAPRILES

Lo cierto es que la web fue suficiente para desinflar las objeciones políticas de Henrique Capriles Radonski, líder de Primero Justicia, con los resultados de las elecciones presidenciales de 2013. Un proceso exprés, convocado tras la muerte de Hugo Chavez, en el que Maduro perdió casi 20 puntos de ventaja en las encuestas y terminó triunfando por menos de 1%, el Gobierno aprovechó las actas para no abrir las actas con el respaldo en papel de cada voto individual, aunque en esta ocasión no ha sido suficiente.

El cierto es que las denuncias de Capriles en esa elección se repitieron en esta. Los testigos y observadores han hablado de condiciones electorales dispares, de votos asistidos y de condiciones diferentes en la campaña electoral. Aun así, en este caso la oposición ha mantenido la protesta simplemente en la diferencia de datos ofrecida por el CNE y las actas que han recuperado. Es suficiente para que el resultado sea visto con suspicacia, incluso entre aliados históricos del Gobierno, que en lugar de repetir la estrategia del pasado y mostrar las actas, ha decidido amenazar a la oposición con centros de reeducación y con Maduro exigiendo una cuota de presos. 

De momento, sin más argumentos que la fuerza, Maduro se mantiene en Miraflores y es el presidente de Venezuela. Aunque la presión para que publique resultados auditadles complica su situación en el corto plazo, incluso con algunos de sus aliados más importantes. 

LO COMPLICADO DE PREDECIR LA SITUACIÓN DE VENEZUELA

Con rumores de todo tipo en el aire, los días siguen pasando en Venezuela. De momento, el gobierno, después de las amenazas en público no solo de Nicolás Maduro, sino también de otras figuras claves del régimen como Jorge Rodríguez y Diosdado Cabello, ha asegurado que no tiene una orden de arresto contra Maria Corina Machado ni contra el candidato Edmundo González Urrutia. 

La oposición, por su lado, ha conseguido mantener la presión interna, con una protesta multitudinaria en Caracas el sábado pasado. Por ahora, para los venezolanos no quedan más opciones que intentar mantener esta presión a pesar de los ataques del Gobierno y de la brutal represión que ha cobrado al menos 22 víctimas mortales desde el domingo, según datos de la ONG de derechos humanos Provea, y de los más de 2.000 arrestos que presume el propio Nicolás Maduro.