En palabras del propio Nicolás Maduro, en los últimos días se han detenido más de 1000 opositores en Venezuela, que incluyen al exgobernador de Barinas y candidato de las primarias, Freddy Superlano, desaparecido desde la noche del lunes. Pero el líder del chavismo además, ha asegurado que construirá dos cárceles nuevas pensadas para estos prisioneros políticos, dos edificios que ha clasificado en sus discursos recientes como «campos de reeducación», un concepto aplicado por dictaduras del pasado, y que encendido las alarmas de las organizaciones de derechos humanos.
No es primera vez que el régimen de Maduro es señalado por aplicar torturas en prisión. Los casos del Helicoide, el principal centro de detenciones del país, y la Tumba, la sede del servicio de inteligencia donde, sin ventanas y donde no se suele apagar la luz. El anuncio, acompañado de un terrorífico video en el que se ve a miembros de los cuerpos de seguridad frente a un grupo de jóvenes detenidos por protestar al que se le obliga a repetir los eslóganes del chavismo.
Son parte de la campaña de miedo que la dictadura ha implementado desde el probable fraude electoral del domingo 28 de julio, y que viene acompañado de varios videos compartidos entre militares sobre la ‘Operación Tun Tun’, en la que muestran como ubicar a los jóvenes que protestan para que se cuenten las actas como se solicitó a nivel internacional, y como también lo han hecho gobiernos como el de Chile, Colombia o Brasil. Es una situación nueva para Nicolás Maduro, que ha decidido enfrentar aumentando la represión.
La realidad del país es complicada en este momento, y todas las señales apuntan a que las protestas pacíficas convocadas para el día de hoy, tendrán que volver a enfrentar importantes focos de represión, como han tenido que hacerlo desde las elecciones del pasado domingo. Los reportes desde el interior del país hablan de una represión mucho más calculada que en los últimos años, sobre todo buscando ciudadanos en su casa, ya sea por participar en las protestas, o bien por haber trabajado en el proceso electoral en el equipo de Maria Corina Machado.
NO ES PRIMERA VEZ QUE MADURO AMENAZA CON REEDUCACIÓN
Como lo ha informado el periodista independiente venezolano, Luis Carlos Díaz, no es primera vez que desde el regimen se menciona la expresión «reeducación». El propio Maduro hizo lo mismo en 2014 durante el primer movimiento de protestas que enfrentó el Gobierno. Bautizado como ‘La Salida’ aquel intento de enfrentar al régimen en la calle terminó con el arresto de Leopoldo López, hoy exiliado en Madrid, y una de las primeras figuras a las que amenazaron con esta situación.
Ahora, en un momento en que han amenazado a María Corina Machado y a Edmundo González Urrutia, desde el Gobierno se está trabajando por apuntar contra los ciudadanos de a pie. La realidad es que el régimen no se ve demasiado cómodo con un resultado que, a pesar de lo que escriba en sus redes Juan Carlos Monedero y del silencio de Zapatero, y ha decidido prometer 1.000 presos más en los próximos días, aunque según los datos de las ONG venezolana es posible que el número sea más alto que eso.
Mientras tanto, es posible que el juego del régimen sea simplemente ganar tiempo e intentar enfriar la situación, estrategia que ha funcionado en el pasado. De momento, tres gobiernos de izquierda, el de Gustavo Petro en Colombia, Lula Da Silva en Brasil y Manuel López Obrador en México, cuya ya elegida sucesora, Claudia Sheinbaum, no ha querido hablar de la situación, se siguen reuniendo y se espera que presenten un documento pidiendo que las actas sean revisadas por un observador imparcial. Pero mientras se toman estas decisiones, que la dictadura bien podría no aceptar, la situación en el suelo venezolano es delicada para los venezolanos.
TRABAJO FORZADO EN VENEZUELA
Entre las amenazas del régimen en sus nuevas prisiones se incluye trabajo forzado, algo que ya ha ocurrido en Venezuela en las dictaduras de Marcos Pérez Jiménez o Juan Vicente Gómez, mientras que en España ocurrió durante la de Franco. En cualquiera de los casos es una violación de la carta universal de los derechos humanos, y considerado un delito de lesa humanidad.
Lo mismo ocurre con las denuncias de torturas en las cárceles mencionadas, que pueden considerarse confirmadas una vez que el gobierno empieza a hablar de «reeducación». Es una situación delicada de cara al futuro inmediato, sobre todo por qué el Gobierno está acostumbrado a usar a los presos políticos como ficha de cambio en las negociaciones, sobre todo cuando se siente contra las cuerdas.
La otra duda es, por supuesto, que se plantea Zapatero. El expresidente español ha mantenido silencio en público desde el domingo, y es complicado saber cuál espera el otrora líder del PSOE que puede ser su papel en esta situación.