En Gandiol (Senegal) a eso de las 11 de la mañana en julio el sol “pica” de justicia. En esas horas solo quedan los últimos pescadores rezagados junto a sus cayucos recogiendo sus redes tras una madrugada dura de pesca a la manera tradicional. En un paisaje arenoso y desértico aparecen las siluetas del equipo de grabación de Cinema Workshops, o lo que es lo mismo, el grupo de trabajo de Roberto Romeo, un director de cine afincado en Bruselas de origen español.
Este suele ser el día a día de este hispano belga que está estrechamente relacionado con el cine y África. Romeo utiliza la cámara como un “arma” de denuncia social, el cine como transmisor de cultura y valores. Organizando talleres cinematográficos para jóvenes africanos en sus localidades de origen, para después rodar películas con ellos donde se tratan diferentes temas sociales.
Esos temas suelen ser escogidos y seleccionados por los propios alumnos locales de los talleres y suelen ser temas bastante complicados de tratar en los lugares donde se ruedan los films y además son el primer sitio donde se estrenan con público. Una temática que suele tener puntos duros a nivel social como son las migraciones, la homosexualidad, el machismo o la mutilación genital femenina, entre otros. Unos argumentos complicados que alguna que otra vez le han generado problemas al cineasta y a su equipo de rodaje.
LOS ORÍGENES
Pero a pesar de estos inconvenientes Romeo no se rinde. La vida de este vasco viene marcada por la migración de sus padres a Bruselas a principios de los años 60. Algo que le ha dado carácter y le hace comprender porqué la gente en muchas ocasiones tiene que abandonar sus raíces y tener que buscar un futuro mejor en otra parte.
En definitiva, una vida vinculada al arte y la cultura en todas sus expresiones. Licenciado en Bellas Artes, la pintura, la realización de carteles y la fotografía fueron sus primeros trabajos y pasiones. Hasta que probó con el cine y ya no lo soltó. “Tardé en entrar en contacto con el mundo cinematográfico, pero es verdad que siempre me apasionó. De joven iba siempre a las sesiones dobles de los cines de Bruselas y a veces veía hasta tres películas”, comenta Romeo.
Y todo ello con África como punto de partida y eje central de sus obras, influenciado por la obra fotográfica de Leni Riefenstahl y sus fotografías de las trbus y parajes de Sudán. Con un alto contenido social y reivindicativo, un cóctail ideal para dar luz al talento de los jóvenes africanos con los que trabaja.
Su primer film fue ‘Esperanza y sardina’ en 1994. Gastó todos sus ahorros para dirigir y producir esta obra sobre la crónica de una pequeña ciudad del Levante español con el trasfondo de la corrupción política de fondo. “El film tuvo buenas críticas y fue seleccionado para participar en el Festival de Cine San Sebastián; conocí a gente del mundillo, pero no se vendió bien y la taquilla fue horrible. Me llevó a la ruina económica y junto a algún problema personal decidí que lo mejor era volver a Bélgica”, argumenta Romeo. Y esa vuelta, según explica él mismo, lo alejó del mundo del cine y lo hizo volver a “refugiarse” en la pintura.
De ese refugio salió tras conocer al cantante senegalés Demba Sabaly. “Demba vino a verme y me pidió que le ayudase a grabar un videoclip para él. Grabamos pero no podía pagar mis honorarios, a cambio me regaló un billete para Senegal y así conocer su tierra”, relata Romeo. Este viaje provocó un choque muy especial que enamoró a Romeo de África definitivamente.
TALLERES DE CINE
En ese primer recorrido por Senegal, Romeo pasó por la ciudad de Tambacounda y en ella se quedó tres meses. Atrapado por su belleza y por sus gentes entró en contacto con gente relacionada con el mundo audiovisual y se le ocurrió crear unos talleres de cine, en los que jóvenes africanos de diferentes países perfeccionaran sus conocimientos audiovisuales para luego realizar un film de formato corto (entre 15 y 20 minutos) con temática social de fondo.
El colectivo LGTBIQ+, la ablación femenina, el uso del velo, la inmigración y sus peligros y el feminismo son alguno de los temas que el equipo de Romeo trata en sus películas. El equipo de Romeo ayuda y enseña a escribir el guión, dar nociones estéticas y mostrar conocimientos técnicos y de producción. Los actores suelen ser habitantes de los pueblos y ciudades donde se imparten esas clases con el objetivo de involucrar a la población tanto en la realización de la película, como de la toma de conciencia del tema tratado en la misma.
Como siempre en este tipo de proyectos el principal escollo es conseguir financiación. Para ello Romeo se mueve bastante bien entre las diferentes instancias belgas que pueden aportar económicamente a estos proyectos. Como dato a destacar que uno de los principales financiadores es la junta de distrito de Molembeck (Bruselas). Un barrio acusado de ser un nido de “yihadistas” y que no es solo una zona problemática, también es un lugar que quiere romper los estigmas de lugar degradado y que apuesta por la cultura.
La forma de funcionar del equipo es bastante sencilla e intensa. Son tres semanas, una para realizar el guion, otra para el rodaje y la última para hacer el montaje. Posteriormente se suele realizar un estreno en algún centro cultural de la zona con un coloquio donde se realza la temática social. Con esto se cumple uno de los principales objetivos del proyecto que es llevar el cine a las zonas más pobres y alejadas de África. “El cine gusta en África, pero no está disponible para todo el mundo. Allí es donde intentamos llegar nosotros con nuestro proyecto”, reclama el cineasta.
El proyecto cuenta con más de 10 obras y en la actualidad está grabando en el Congo un nuevo filme. Senegal, Guinea Conakry y Congo han sido escenarios de las mismas, pero en un horizonte no muy lejano países como Malí, Costa de Marfil o Burkina Faso pueden ser escenario de nuevas producciones.
MASSAMBA COMO GRAN ALIADO
En este trayecto de película Romeo ha encontrado un gran aliado, Massamba Diallo, un joven cineasta de Guinea Conakry que conoció en Tambacounda (Senegal). En los últimos años Massamba ha participado en casi todos los talleres realizados por el equipo de Romeo y se ha convertido en su mano derecha.
El joven cineasta africano tiene una visión muy social del cine y esto ha ayudado al equipo a explorar temas que en África suelen ser tabú. La visibilidad de la homosexualidad, el papel de la mujer en la sociedad, el machismo y la ablación genital femenina han sido alguno de estos temas en los que Diallo ha ayudado a que puedan visibilizarse en las películas que ‘Cinema Workshops’ ha realizado y producido.
“Los derechos humanos, las injusticias sociales y el ecologismo son los ejes temáticos de mis trabajos cinematográficos”, según cuenta el propio Massamba. “Creo que el cine es un buen altavoz social para denunciar la problemática del continente”, apunta el joven director. Cuenta ya con varios cortos que se ha proyectado en festivales como el de Montreal u otros de España, Francia o Italia.
En la filmografía de ambos destacan títulos como ‘El viaje de Aliou’ con la temática de la visibilidad gay de fondo. ‘La vaca’, una historia de amor donde se denuncia la difícil situación social que viven los integrantes de la etnia Peul, etnia de Massamba. Otro film bastante duro es ‘La rueda gira’ que habla de la ablación y la situación de la mujer en el continente.
Dentro de esa filmografía también hay que destacar la colaboración con otros jóvenes africanos en la realización y dirección de películas. Allí podemos ver obras como ‘El ladrón del Atabaski’ con la religión musulmana de fondo, con sus cosas buenas y malas nos representan al Islam como una religión pública que impregna todos los ámbitos de la sociedad. Y ‘El faro de Madou’, un film rodado en Gandiol (Senegal) que da una visión diferente al problema de la migración. En la obra se da la visión de los familiares que quedan en África y reciben la noticia del fallecimiento durante el viaje del familiar que ha intentado llegar a Europa.
Unos trabajos en los que se puede observar la buena química que hay entre Romeo, Massamba y los equipos de jóvenes artistas locales que trabajan con ellos. En su obra también se aprecia el objetivo claro de ambos con su cine: mostrar a la sociedad parte de la realidad del continente africano. Un cine duro a veces, pero que intenta aportar su granito de arena para hacer sociedades más justas para todos y dar visibilidad a todos los colectivos.