La población española, al igual que en otros países desarrollados, se enfrenta a un desafío demográfico sin precedentes: el envejecimiento de la sociedad. Según un informe reciente de Moody’s, España destina cerca del 20% de su Producto Interior Bruto (PIB) a costes relacionados con este fenómeno, una cifra que podría aumentar aún más en la próxima década.
El informe revela que el gasto público relacionado con el envejecimiento demográfico supuso una media del 18% del PIB en países como España, Japón o Australia durante 2022. Esta cifra podría elevarse hasta un 2% en España como consecuencia de la baja tasa de natalidad y el aumento de la esperanza de vida. Regiones como Asturias y Galicia, con una mayor proporción de personas mayores de 65 años en relación a la población en edad de trabajo, podrían verse especialmente afectadas por este fenómeno.
El Impacto del Envejecimiento en las Finanzas Públicas
Las pensiones suponen hasta el 51% del gasto público destinado a afrontar el envejecimiento poblacional, mientras que el 11% se invierte en el cuidado a largo plazo de los ciudadanos. Esto representa un desafío significativo para las finanzas públicas, ya que los sistemas de seguridad social y sanitarios deberán hacer frente a una mayor demanda de servicios.
Castilla y León, una de las regiones más envejecidas de España, se encuentra en una situación particularmente delicada, ya que sus ingresos propios representan una parte menor de su presupuesto en comparación con otras regiones menos expuestas al envejecimiento, como Murcia.
El informe de Moody’s señala que el uso de los Fondos NextGeneration EU podría paliar, en cierta medida, el esperado aumento de costes derivado del envejecimiento demográfico. Sin embargo, es evidente que las autoridades nacionales y regionales deberán implementar estrategias integrales para hacer frente a este desafío, que afecta no solo a las finanzas públicas, sino también a la sostenibilidad de todo el sistema económico y social del país.
Preparando a España para el Futuro
Para abordar este reto, España deberá adoptar un enfoque multidimensional que incluya medidas como el fomento de la natalidad, la prolongación de la vida laboral, la optimización de los sistemas de pensiones y sanidad, y el desarrollo de soluciones innovadoras en el ámbito del cuidado a largo plazo.
Además, será fundamental impulsar la productividad y la competitividad de la economía española, de modo que pueda generar los recursos necesarios para hacer frente a los crecientes costes del envejecimiento. Esto requerirá inversiones estratégicas en áreas clave como la educación, la innovación y la digitalización.
En definitiva, el reto del envejecimiento demográfico exige una respuesta integral y a largo plazo por parte de las autoridades españolas. Solo mediante la adopción de políticas audaces y la colaboración entre los diferentes niveles de gobierno y los agentes sociales, España podrá estar preparada para afrontar este desafío y asegurar el bienestar y la sostenibilidad de su sociedad en las próximas décadas.