Condena para el maquinista y el antiguo responsable de seguridad de Adif: dos años y medio de cárcel

El Juzgado de lo Penal número 2 de Santiago de Compostela ha condenado a dos años y medio de prisión tanto al maquinista, Francisco Garzón, como al exjefe de Seguridad en la Circulación de Adif, Andrés Cortabitarte, por el descarrilamiento del tren Alvia ocurrido en la curva de Angrois el 24 de julio de 2013.

La sentencia, con fecha del 26 de julio de 2024, considera probado que ambos son responsables de 79 delitos de homicidio y de 143 de lesiones por imprudencia grave. Además, quedan inhabilitados para el ejercicio de sus profesiones durante cuatro años y medio y deben indemnizar con más de 25 millones de euros a las víctimas, con responsabilidad civil directa de QBE y Allianz Global, aseguradoras de los organismos públicos Renfe y Adif.

La Responsabilidad de Cortabitarte

La jueza condena al exresponsable de seguridad de Adif, Andrés Cortabitarte, porque fue quien certificó que la línea y el subsistema de control, mando y señalización (CMS) reunían las condiciones de seguridad para la circulación, lo que permitió que el Ministerio de Fomento autorizase su puesta en servicio en diciembre de 2011.

Sin embargo, el análisis preliminar de riesgos realizado por la unión temporal de empresas (UTE) a la que se adjudicó el proyecto constructivo del sistema CMS, había identificado el peligro de descarrilamiento. Como medida de mitigación, se consideró instalar en la infraestructura el sistema de protección automático ERTMS (European Rail Traffic Management System).

No obstante, Adif no hizo ninguna evaluación del riesgo que suponía sustituir el ERTMS por ASFA en la entrada a Santiago, decisión autorizada por el entonces responsable de seguridad, ahora condenado.

Además, Cortabitarte autorizó la desconexión del sistema ERTMS que iba embarcado en el propio tren, a solicitud de Renfe, sin que «en ningún momento» ninguna de las dos entidades públicas hubiese valorado el peligro que suponía tal medida para la seguridad.

El Papel del Maquinista Garzón

Por otra parte, la jueza considera probada una actuación «gravemente negligente» del maquinista, Francisco Garzón. Garzón atendió una llamada «carente de urgencia» del interventor, lo que le hizo «perder su ubicación en la vía y no ver algunas de las señales que le hubieran permitido percatarse de que se estaba aproximando a la curva de Angrois».

Asimismo, debido a esa comunicación de un minuto y 40 segundos, el maquinista desatendió a la información de los documentos del tren, a las señales laterales y a un sonido acústico previo, pese a que «conocía la línea y específicamente la reducción tan importante de velocidad que imponía la curva y su brusquedad.

La Falta de Sistemas de Seguridad

La magistrada señala que el descarrilamiento no hubiera ocurrido «si se hubieran adoptado medidas que controlasen la velocidad del tren» o, incluso, que «llamasen la atención» del conductor sobre «su obligación de reducir la velocidad de una forma más ostensible de las que había».

En este sentido, no había ningún sistema de protección continuo como el ERTMS, que había sido suprimido en ese punto por autorización de Cortabitarte; y tampoco había otro sistema de protección «puntual», como las balizas ASFA asociadas a señales, que también permiten controlar la velocidad y asegurar un frenado de emergencia si se rebasa la velocidad máxima.

La jueza considera «incomprensible» que «se conciba una línea de alta velocidad dotada de uno de los sistemas de protección del tren más seguro que existía» para luego «modificar el proyecto original dejando unos kilómetros de la línea sin tal protección».