La ciudad de Madrid se enfrenta a una crisis sin precedentes en el sector del pequeño comercio. A pesar de ser el motor económico y social de barrios y distritos, este vital segmento empresarial se ve amenazado por una confluencia de factores que ponen en riesgo su supervivencia. En un momento crucial, las autoridades locales se enfrentan a la necesidad de adoptar medidas urgentes para respaldar a los microempresarios y autónomos que conforman el corazón del tejido comercial madrileño.
La Caída Imparable de los Comercios de Proximidad
Las cifras son alarmantes: según los datos aportados por la concejala de Más Madrid, Sara Ladra, cada 48 horas cierran cinco tiendas en la capital. En algunos distritos como Puente de Vallecas, Villaverde y Carabanchel, casi la mitad de los locales comerciales se encuentran cerrados. Desde 2019, las bajas de locales comerciales se han incrementado en un mil por ciento, lo que pone de manifiesto la delicada situación que atraviesa el pequeño comercio madrileño.
Esta tendencia preocupante se debe a una combinación de factores. La liberalización horaria y la apertura de grandes superficies comerciales han supuesto un duro golpe para los pequeños establecimientos, que no pueden competir con la capacidad de atracción y diversidad de oferta de estos nuevos competidores. Además, el cambio en los patrones de consumo, con la creciente popularidad de la venta online, ha alterado las dinámicas tradicionales del comercio de proximidad.
La pandemia y el aumento del coste de vida tampoco han ayudado a mejorar esta situación, sumándose a otros factores como la falta de relevo generacional y la escasez de oferta de empleo en profesiones vinculadas al comercio especializado. Finalmente, la proliferación de viviendas turísticas ilegales en la ciudad ha exacerbado la crisis, elevando el precio de los alquileres y dificultando aún más la supervivencia de los pequeños negocios.
Una Estrategia Integral para Revitalizar el Comercio Local
Ante este panorama desolador, el Ayuntamiento de Madrid se encuentra ante la imperiosa necesidad de desarrollar una estrategia integral que permita revertir la tendencia y respaldar al pequeño comercio local. La concejala de Más Madrid, Sara Ladra, ha instado a una «protección especial por parte de la Administración» no solo por la actividad económica y la creación de empleo que genera el pequeño comercio, sino también por el servicio que presta a las vecinas y vecinos de Madrid y por su papel fundamental en la dinamización de los barrios, evitando su degradación y abandono.
En esta línea, el Ayuntamiento ha implementado la Estrategia de Comercio 2023-2027, que incluye medidas como incentivar y cofinanciar la transformación digital, actividades de dinamización y promoción para atraer consumidores, cofinanciar la formación de los comerciantes, y renovar el entorno urbano de las zonas comerciales y reducir la presión fiscal.
Sin embargo, la concejala de Más Madrid ha recalcado que este diagnóstico y la posterior estrategia deben desarrollarse «con los comerciantes y con los vecinos, no con Deloitte«. Solo a través de un proceso participativo y de escucha activa se podrá diseñar una hoja de ruta efectiva y adaptada a las necesidades reales del pequeño comercio madrileño.
El Reto de la Transformación Digital y la Adaptación a los Nuevos Hábitos de Consumo
La delegada de Hacienda, Engracia Hidalgo, ha reconocido que el auge de la venta online es una realidad que no puede ignorarse. En este sentido, el reto principal radica en transformar el pequeño comercio para que pueda adaptarse a los nuevos hábitos de consumo.
Hidalgo ha señalado que «no se le pueden poner puertas al campo» y que lo que hay que hacer es intentar adaptar la realidad de los comercios a la realidad de la venta online. En este contexto, la Estrategia de Comercio 2023-2027 busca incentivar y cofinanciar la transformación digital de los pequeños negocios, para que puedan hacer frente a los desafíos planteados por la creciente predominancia del comercio electrónico.
Además, la estrategia contempla actividades de dinamización y promoción para atraer a los consumidores de vuelta a los establecimientos físicos, así como cofinanciar la formación de los comerciantes, con el objetivo de dotarles de las habilidades y conocimientos necesarios para afrontar con éxito los cambios en el mercado.
En definitiva, el Ayuntamiento de Madrid se enfrenta a un reto apremiante: revitalizar el pequeño comercio local, que se enfrenta a una crisis sin precedentes. Para lograrlo, se requiere una estrategia integral que aborde tanto los desafíos estructurales como la adaptación a los nuevos hábitos de consumo, todo ello en estrecha colaboración con los propios comerciantes y las comunidades vecinales. Solo así se podrá preservar el tejido comercial que constituye el corazón económico y social de la capital.