No es una novedad que Glovo y Uber Eats hagan todo lo posible para alargar los procesos de regularización de sus trabajadores tras las diferentes inspecciones de trabajo. El problema es que las estrategias de estas empresas para escapar de sanciones y decisiones legales terminan siendo un castigo para la pieza más vulnerable de todo el sector delivery, los repartidores, que a pesar de las decisiones de trabajo quedan en una situación delicada en la que en ocasiones ya no pueden trabajar para la empresa, pero en la que al estar dados de alta como autónomos no pueden recibir apoyos económicos del estado, y que evita que reciban el paro.
Esto ignorando por supuesto los problemas de los trabajadores que siguen operando en la plataforma a pesar de su estatus legal. Desde los extranjeros que alquilan las cuentas sin darse de alta como autónomos, el requisito legal mínimo exigido por Glovo y Uber Eats, pasando por los trabajadores cuya regularización aún se está revisando, la situación de los trabajadores sigue siendo un problema para el ministerio de Trabajo y un problema reputacional para estas empresas. Al mismo tiempo, si se suman los pagos de liquidación que Glovo deberá asumir por estos trabajadores, si las sentencias resultan en su contra, pueden ser complicadas de enfrentar para estas empresas, incluso a pesar de sus preparaciones.
Es bueno recordar que desde principios del año la matriz de Glovo, la alemana Delivery Hero, apartó 400 millones de euros para los pagos de las sanciones por la ‘Ley Rider’ española, y que la propia Uber, que mantiene sus números en verde gracias a sus servicios de transporte, invirtió capital en la empresa alemana para proteger el sector. Pero además de los problemas económicos, el fundador y director ejecutivo de la empresa de reparto, Oscar Pierre, está en la mira de la fiscalía, lo que complica la situación de toda la empresa.
PROCESOS DE HASTA 5 AÑOS PARA LOS TRABAJADORES DE GLOVO
La realidad es que estos procesos legales pueden ser demasiado largos. Es que si bien las inspecciones de trabajo han regularizado más de 40.000 trabajadores de Glovo, según los datos del país, y varios de ellos relatan que en la seguridad social su tiempo trabajando en la plataforma aparece como cotizado el hecho de que la empresa no lo reconozca así que no puedan recibir los beneficios, pues la empresa fundada por Pierre no pagará las cuotas hasta que cada una de las sentencias sean firmes y se hayan usado todas las vías para apelar.
No es una novedad, estas empresas ya han demostrado su disposición a alargar estos procesos el tiempo necesario con tal de aplazar estos pagos. En esa realidad son los trabajadores los que quedan en una situación delicada. Sin importar lo que diga su vida laboral, un repartidor no reconocido como trabajador por cuenta ajena por Glovo o Uber Eats está en una situación complicada, pues ni puede seguir trabajando para una de estas empresas ni puede aprovechar los beneficios que debería tener en caso de despido.
Pero es cierto que estos procesos empiezan a llegar a diferentes finales. Si se suma el evidente final de la paciencia de la fiscalía, que presentó una denuncia contra el propio Oscar Pierre que podría condenarlo a entre 6 meses y 6 años de cárcel, parece lógico pensar que la presión contra la empresa de reparto no se reducirá en los próximos meses, sino que, por el contrario, seguirá aumentando, y esto sin tomar en cuenta el resto del continente. Es que si bien la «directiva de trabajo en plataformas digitales» aprobada en Bruselas es bastante maleable, también puede traducirse en problemas más allá del territorio ibérico.
LOS REPARTIDORES Y LA ETERNA PRECARIEDAD
Lo cierto es que el caso de los repartidores es especialmente complicado. Mientras que otros sectores digitales que iniciaron en una situación similar han conseguido aplicar modelos de constatación con sus luces y sombras, como el caso de las plataformas de VTC que han conseguido funcionar con base en un modelo de contratar a sus conductores, incluso si este proceso también ha tenido sus problemas.
Pero a las aplicaciones de Delivery no les ha sido demasiado útil. Uber Eats, como puede ser esperado de una plataforma cuya matriz ya enfrentó una situación similar con los conductores de las VTC, intentó trabajar con flotas de repartidores contratadas por terceros, pero la estrategia no funcionó y estos trabajadores fueron despedidos tras los meses de la pandemia.
La excepción de momento es Just Eat. La plataforma de reparto trabaja con repartidores contratados y de hecho ha sido crítica directamente con Glovo por no cumplir con el texto de la ‘Ley Rider’, en esa realidad ha sido los repartidores quienes que han quedado en una complicada realidad en la que tienen que lidiar con los problemas de los trabajadores por cuenta ajena y los de los autónomos.